Señor Director:

El transporte público de pasajeros en taxis básicos es una actividad económica regulada que otorga al titular del "cupo" el permiso necesario para transportar pasajeros recogidos en la vía pública.

Sin desconocer que la calidad de los taxis y el trato de bastantes de sus choferes podría mejorar, lo cierto es que la competencia de Uber es absolutamente desleal, pues quienes trabajan con esta aplicación no pagan los casi $10.000.000 que puede llegar a costar un "cupo", que, sea dicho, constituye la barrera de entrada a este mercado y el mecanismo para evitar su saturación. Mención aparte merece el hecho de que el 25% de los ingresos de los choferes Uber van a parar a los dueños de la aplicación (que por más que aparezca en una pantalla de un teléfono inteligente, de "tecnológica" no tiene nada), quienes se encuentran en el extranjero y por cuyas remesas, es de presumir, no pagan impuesto adicional.

Es tiempo de que la autoridad proteja a los taxistas que han pagado su cupo y sancione a quienes transportan pasajeros sin cumplir con la ley, evitando vacíos de poder que lo único que logran es que quienes cumplen con ella terminen haciendo justicia por sus propias manos, como lamentablemente ha venido ocurriendo en el último tiempo.

Sería tiempo también de que la autoridad adopte medidas distintas para descongestionar el atochado y precario transporte público santiaguino, como liberalizar los recorridos de los taxis colectivos, invención chilena de excelentes resultados, cuya masificación aliviaría a las micros (disminuyendo, además, la evasión), desincentivaría el uso de vehículos particulares y bajaría la contaminación.

José Joaquín Croquevielle Cruz