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Editorial
Miércoles 22 de junio de 2016
Tropiezo digital en proceso constituyente
Gracias a los constantes esfuerzos del Consejo Ciudadano de Observadores por cumplir su labor con vistosa independencia del Gobierno, pero también gracias a la genuina inquietud de muchos ciudadanos por tomar parte en un diálogo que supuestamente tendría repercusiones para Chile...
Más allá de los fundados reparos y críticas al proceso constituyente en curso, en las últimas semanas se había venido comprobando un creciente interés por participar en los encuentros locales autoconvocados, primera de las tres fases programadas para captar la opinión de la ciudadanía.
Gracias a los constantes esfuerzos del Consejo Ciudadano de Observadores por cumplir su labor con vistosa independencia del Gobierno, pero también gracias a la genuina inquietud de muchos ciudadanos por tomar parte en un diálogo que supuestamente tendría repercusiones para Chile, lo cierto es que con el correr de las semanas el proceso constituyente ha ido concitando mayor atención de las personas revitalizando la instancia de participación ciudadana, sin perjuicio de su acotado papel. Sin embargo, precisamente cuando la confianza pública iba en aumento, de pronto se han revelado desprolijidades operativas que afectan el meollo mismo de este proceso de participación: su capacidad para compendiar, en toda su amplitud y diversidad, el fruto de la deliberación ciudadana participante, sustento sobre el que se han de fundar las fases de participación sucesivas.
Para desconcierto de los monitores y sorpresa del Consejo de Observadores -que dio la alerta durante la semana pasada y ayer solicitó formalmente al Gobierno resolver el problema-, la página web a la que se deben subir las actas con las conclusiones de los encuentros locales autoconvocados presenta dificultades técnicas que hacen muy arduo completar este proceso, temiéndose que un porcentaje de los documentos no quede correctamente ingresado para su validación y posterior sistematización. A estas y otras deficiencias técnicas en el diseño se suma en muchos casos la "brecha digital" de quienes, con más edad, están insuficientemente familiarizados con este tipo de herramientas tecnológicas.
Por supuesto, varios de estos problemas adquieren notoriedad por el creciente número de encuentros recientemente efectuados o en vías de realizarse, pero puestos en una perspectiva más amplia, es claro que con ellos se puede afectar la credibilidad de un proceso que se debe entera y precisamente a la fe pública, lo cual, pensando en su última parte, vuelve a poner en entredicho el mecanismo mediante el cual se espera redactar, a partir de las conclusiones de los cabildos provinciales y regionales, las Bases Ciudadanas, documento compilatorio de todo el proceso.
Con lo dicho, solo cabe esperar que el tropiezo que hoy debe lamentarse pueda ser subsanado y sirva para redoblar los esfuerzos destinados a preservar la legitimidad de un proceso tan cargado de consecuencias para el país.