A la coronel Powell (Helen Mirren) le molestan los ronquidos de su esposo y despertar tan de madrugada, pero lo que verdaderamente la angustia está en el subterráneo de una base militar británica. Su trabajo consiste en coordinar la búsqueda del grupo terrorista Al-Shabaab, compuesto por somalíes más alguna inglesa joven, descaminada y peligrosa. Lo hace a la distancia y por medio de satélites y drones, donde los aparatos mayores cargan misiles, pero los hay pequeños como un colibrí o un moscardón.
Desde hace seis años es su principal preocupación, pero el resto del tiempo lleva una vida tan normal y cotidiana como la del general Benson (Alan Rickman), que debe comprar una muñeca para alguna nieta o hija, el mismo día que las cámaras detectan en una casa por Nairobi al grupo más buscado: está el número 4, el 5, quizás el 2, y hasta puede que la inglesa que se pasó al enemigo.
"Enemigo invisible" describe una red global con asiento en Gran Bretaña y Estados Unidos, desde donde los pilotos analizan imágenes, apuntan y disparan, si así se lo ordenan.
La película se sostiene con los dilemas éticos de un nuevo tipo de guerra contra el terrorismo y si el fin -destruir una célula de Al-Shabaab- justifica los medios: una explosión que en su radio pasará a llevar a víctimas inocentes.
Un dilema que parte por la posición geográfica, porque los del primer mundo y de habla inglesa están lejos, sobre un escritorio y frente a un computador, mientras los agentes locales son africanos de Nairobi, como Jama Farah (Barkhad Abdi), que maneja el más minúsculo de los drones y es el único que arriesga lo más valioso: su pellejo.
La película es notoriamente dura con los ministros políticos y funcionarios civiles, tan llenos de dudas, cavilaciones y sudores, antes de las decisiones, mientras algunos hacen relaciones públicas por Pekín, mientras juegan ping pong, y otros padecen colitis aguda por culpa de las inauguraciones, los cócteles y los camarones en mal estado.
Es más sutil con los oficiales. Alan Rickman, en su última película, con la actuación y la inflexión de la voz, encarna el desprecio de un general por esos funcionarios y políticos inhibidos y cobardones. Es un militar con discurso que no olvida que cada día tiene su afán y ese día, lo esencial es llegar a la casa con la muñeca correcta.
Y la coronel Powell, a la hora de solicitar cálculos exactos y medir consecuencias, si algo no privilegia es la precisión y quizás su objetivo es personal: cazar a una compatriota joven y traidora.
"Enemigo invisible", una película de tesis y dilemas, afortunadamente no postula una sola respuesta, porque las soluciones fáciles y cortas, ya se sabe, son las equivocadas.
Lo único claro es algo que viene de antiguo y es tanto por los conflictos declarados como por los informales, y es con armas viejas o modernas, porque nada cambia: sigue siendo una sucia y maldita guerra.
"Eye in the sky", 2016. Director: Gavin Hood. 102 min. Mayores de 14.