¡Grande, Futaleufú! El Festival del Río reunió durante una semana a un impresionante grupo de balseros y de kayaquistas, chilenos y extranjeros de países vecinos y lejanos. Compitieron duramente en diferentes disciplinas y categorías, llenando de pasión, de alegría y de vida aquel impresionante paisaje de montañas, bosques y ríos, "un paisaje pintado por Dios" como aseguran sus vecinos. Los ríos Espolón y Futaleufú constituyeron los escenarios que congregaron este entusiasmo, rodeados por sus campos esmeradamente cultivados, que completan el marco de la naturaleza.
Es notable el impulso que emana de dicho pueblo. Por un lado, el río ha constituido un acicate poderoso para atraer al creciente número de visitantes para disfrutar de la adrenalina que brota de aquellas aguas. Pero, por sobre todo, sus vecinos, caracterizados por su ánimo pujante, han respaldado y potenciado este atractivo de la naturaleza con que Dios los ha bendecido. Este festival sobrepasa todas las expectativas por el crecido número de personas que atrae. Ellas, junto al colorido de sus kayaks y balsas, salvavidas, cascos y ropa de agua animan la cita en sus ríos. La ceremonia de premiación los congregó en el pueblo. Allí se dieron cita los lugareños y los visitantes, entremezclados y vinculados por el entusiasmo de la vida que allí se congrega todos los veranos.
Macabro contraste presenta Palena, el pueblo y comuna vecino, donde nada sucede y la vida pasa sin dejar huella. Más aún, ella se difumina tras el humo de los incontables y criminales incendios que han asolado sus montañas, restando belleza y ánimo vital. Solo se persigue con las llamas multiplicar el codiciado hongo morchella, que se cosecha meses más tarde de entre las ruinas ennegrecidas de sus árboles centenarios. Se trata de un pueblo aplastado por numerosos subsidios que ningún desarrollo han producido, y que solo ha aprendido a desear la plata fácil eludiendo la aplicación de los esfuerzos al embellecimiento y perfeccionamiento de la vida.
Algo semejante pasa con las colectividades y los países, en donde el disfrute del dinero ajeno, obtenido sin esfuerzo de cambio, lleva a atrofiar el ánimo. Incluso hasta el humor se deforma, dejando de ser el mágico espejo que la picardía emplea para retratarnos. Futaleufú, en cambio, que etimológicamente significa río grande, nos presenta el ejemplo positivo a seguir, donde los esfuerzos y las alegrías atraen a la vida que ebulle generosa en medio de los remolinos de sus aguas.