Quizás no sea de las grandes películas de Woody Allen (como "Annie Hall", de 1977); tampoco es de las pequeñas (como "Vicky, Cristina, Barcelona", de 2008). Esta es una de sus grandes cintas aspiracionales, como "Poderosa Afrodita" (1995) o "Celebrity" (1998), porque "Hombre irracional" -al igual que las mencionadas- tiene madera de grandeza, pero Allen, el gracioso Woody Allen, la disfraza de ligereza: una ágil y rítmica ligereza que no respeta la frontera entre drama o comedia. El nihilismo alleniano -que ya ha transformado en personificaciones del propio director a Owen Wilson en "Medianoche en París", a Scarlett Johansson en "Scoop" o a Kenneth Branagh en "Celebrity", e incluso a su musa histórica, Diane Keaton-, ahora se enfrenta al talento de Joaquin Phoenix, quien encara modos e imitaciones de la personalidad fílmica de su director con sello y garbo propios. Él interpreta a Abe, un profesor de filosofía seducido con la idea de cometer un crimen. Sí, está en una película de Allen, pero Phoenix impone y defiende su propia visión del personaje de una manera orgánica, sin caer en la imitación. Y es ese mundo e identidad del actor, defendido con garras y talento, el que ayuda a la ambición y aspiración de esta cinta. Aquí están los temas y obsesiones del director de "La rosa púrpura del Cairo": la neurosis, el sentido de la vida, el humor negro. Y también está el inestable elemento Phoenix, en la hasta ahora única e interesante colaboración entre el actor de "Puro vicio" y el realizador neoyorquino. Algo irracionalmente bueno ha salido de esta mezcla.
"Irrational man". Drama. EE.UU., 2015. 95 minutos. T.E.