En el cine contemporáneo ya es imposible hablar de una "película de monos": fíjese no más que este fin de semana debutan en nuestra cartelera tres producciones animadas de tan distinta factura y valor que no entran en la misma línea de una planilla Excel.
"Anomalisa" (basada en la obra teatral del mismo nombre, del propio Kaufman, escrita bajo el seudónimo de Francis Fregoli) es de esos hitos que solo pueden salir de la imaginación sin fondo de Charlie Kaufman ("Eterno resplandor de una mente sin recuerdos", "¿Quieres ser John Malkovich?"), una película asombrosa e inquietante, hecha exquisita y minuciosamente con la técnica del stop motion , imperdible para cinéfilos, teatristas, diseñadores, mentes inquietas, sensibles, artistas en el más amplio rango de la palabra. Calificada con acierto para mayores de 18 (por si algún despistado llega con los niños de vacaciones) sigue la rutina de un exitoso charlista, best-seller de libros de autoayuda para vendedores y empresas, que viaja desde su hogar en Los Angeles hacia Cincinnati a dictar una conferencia. En 24 horas (y tan solo hora y media de película) seremos testigos de la severa y soterrada crisis de identidad de Michael (voz de David Thewlis), un tipo infeliz, tan hastiado del prójimo, que escucha siempre las mismas voces, no importa si se trata de desconocidos o de su mujer. En su desesperada búsqueda por romper su soledad y vacío existencial intenta rescatar una antigua relación perdida y luego construir otra con Lisa, una admiradora (única voz femenina que se escucha: Jennifer Jason Leigh, "Los 8 más odiados"). Los escenarios asépticos -el avión, el hotel y su inmenso pasillo tipo "El Resplandor", la habitación, el bar- subrayan la atmósfera tenuemente pesadillesca que atraviesa el filme, que funciona como el contraste exterior-interior del personaje. Emocionante escuchar a la acomplejada Lisa cantar quedamente "Girls just wanna have fun" (Cindy Lauper).
Un bocado para gourmets.
De la mano de Disney
En el otro extremo de la galaxia, Disney llega con esa película que un adulto puede ir a ver -y reírse ¡a carcajadas!- sin que la visita al cine sea La tarea (sí, esta vez vale para niño/as en vacaciones): "Zootopia" (John Lasseter, de Pixar, es productor ejecutivo).
Ese es el nombre de la gran metrópolis en que civilizadamente han aprendido a convivir depredadores de toda índole con sus naturales "víctimas", animales enormes y pequeños, todos en gran armonía y tolerancia. Al menos así se ve.
Tal como nuestra Carmela de San Rosendo, Judy, una idealista conejita, llega del campo a la gran ciudad para hacerse policía. Allá chocará con un jefe que la manda a hacer algo tan poco heroico como pasar partes, un zorro pillastre y cínico, el alcalde león y la subalcaldesa cordero.
Con toda clase de guiños cinéfilos -"El Padrino", "Breaking Bad" y un largo etcétera-, la película recoge tradiciones como la de la pareja enemiga obligada por las circunstancias a trabajar en conjunto y giros de cintas de misterio muy cinema noir . Sí, y también el mensaje Disney (no abandonar nuestros sueños, no permitir que el miedo nos inhabilite, etc.). Muy graciosa.
And the winner is...
Y gracias a "Zootopia" -bendito Disney- es que "Historia de un oso", el corto animado del chileno Gabriel Osorio -que tiene muchas opciones de llevarse el Oscar en su categoría- se verá ¡en 120 pantallas! porque se exhibe previo a esta película.
En 11 minutos, Osorio y su equipo de la productora Punk Robot Studio construyeron, con delicadeza de artesanos, personajes y objetos para narrar sin palabras la conmovedora historia de un oso que es atrapado por un circo y separado de su familia. En un relato que es teatro dentro del cine, cada mañana este Oso sale con su teatrino de engranajes de relojería, desde donde pone en escena su propia experiencia.
Una joyita, plástica y cinematográficamente.