Señor Director:

En su intercambio con los obispos Chomali y Bacarreza, Carlos Peña ha reiterado que el proyecto de "interrupción del embarazo" que se tramita en el Congreso no versa sobre el aborto libre. Así, sería falaz afirmar que las razones esgrimidas para defender dicho proyecto "implican un argumento a favor del aborto en todos los casos". Un examen cuidadoso de las causales de aborto propuestas, empero, despierta múltiples interrogantes.

Por de pronto, la mortalidad materna es muy baja en Chile -solo Canadá exhibe mejores índices en el ámbito americano-, y los protocolos médicos vigentes permiten a cualquier mujer embarazada recibir todos los tratamientos y terapias que requiera. ¿Qué justifica, entonces, la hipótesis de riesgo de vida de la madre? ¿Por qué originalmente el proyecto hablaba de riesgo "presente o futuro"?

Por otro lado, es indudable el drama que subyace al segundo supuesto, malformación "incompatible con la vida". Sin embargo, abundan los testimonios que muestran cuán falibles e inciertos son los diagnósticos de "inviabilidad fetal". Por lo demás, si descartamos el aborto libre, ¿cabe disponer del niño no nacido como una cosa, por el solo hecho de padecer una grave enfermedad?

La tercera causal, embarazo fruto de una violación, es tanto o más dramática que la anterior. Pero si resulta injusto quitar directa y deliberadamente la vida a un miembro inocente de nuestra especie, el (indispensable) apoyo a la mujer violada no puede consistir en la eliminación de la guagua -máxime cuando no existe evidencia de beneficios para la mujer derivados del aborto-. Si, en cambio, objetamos ese criterio, ¿no abrimos acaso las puertas al aborto a libre demanda?

Desde luego, Carlos Peña acierta al apuntar a una "zona común en la que todos puedan converger" en este debate; pero si el rechazo al aborto libre no es mera retórica, el criterio más sensato parece ser respetar la igual dignidad de todos los involucrados en un embarazo vulnerable. Ello supone, por cierto, un decidido apoyo a las mujeres y familias que enfrentan ese drama. A fin de cuentas, la ausencia de este tema en la discusión es probablemente la mejor prueba de lo que ella (no) persigue.

Claudio Alvarado R.
Investigador Instituto de Estudios de la Sociedad