David Reyes

Notas: Raúl Andrade

La U no para de sufrir. A escasos días del adiós en Copa Libertadores, la gestión de Sebastián Beccacece no levanta. Al contrario, ayer se hundió más en el Clausura tras caer por 2-1 ante Palestino en Ñuñoa.

Dura bofetada en el césped del Nacional. Ahora lo azules miran de lejos: la derrota los dejó a siete puntos de los líderes -la UC y su verdugo de ayer-, transcurrido ya un tercio del campeonato.

Beccacece y sus hombres no fueron capaces de desentrañar el desafío que le impuso Palestino, copándole el mediocampo e instalando tres delanteros, que quedaron varias veces mano a mano con la defensa de la U, escuadra que replicó los mismos errores que había mostrado en los primeros partidos.

En el primer tanto, los tres centrales se quedaron mirando el centro de Jonathan Zacaría que Nicolás Maturana empujó a la red. Y en el segundo, dieron por perdida una pelota antes de tiempo, lo que desembocó en el tanto de César Cortés.

Si a la U se le empieza a ir el último tren del semestre -solo le quedaría pelear por la clasificación a la Copa Sudamericana-, pasa también por la carencia de ideas en ataque. Ayer dispuso de escasas ocasiones para anotar y las pocas que tuvo, las dilapidó ante la buena tarea de la zaga de Palestino y de Luis Marín.

Llegó a la red, eso sí. Y, tal como ante San Luis, a través de un penal, que esta vez Johnny Herrera envió al fondo para alcanzar a ilusionar a la hinchada, pero que no tuvo correlato entre los jugadores. Varios terminaron agotados y sin aire -Fabián Monzón volvió a salir por cansancio-, y solo con Mathías Corujo empujando desde el centro, con todas sus ganas, pero con desorden.

Palestino, en cambio, mostró el trabajo aceitado que los tiene en la punta, cambiando de esquema de acuerdo a las condiciones del partido. La receta árabe parece simple: una zaga sólida y un mediocampo capaz de hacer circular el balón -con los rivales corriendo detrás de él-, más Felipe Campos y Jonathan Zacaría haciéndose dueños de las bandas tanto en el ataque como en la defensa.

Triunfo árabe inapelable en Ñuñoa que lo tiene peleando arriba y que, de paso, dejó a la U de Beccacece en franca caída libre.