Señor Director:

El pasado martes 9 de febrero acudimos a Urgencia de una clínica de Santiago luego de aterrizar desde Río de Janeiro en un vuelo en el que nuestro hijo de dos años comenzó a presentar fuerte fiebre, dolores de articulaciones y pintas en el cuerpo.

Entendiendo que no podíamos esperar las horas para tomar nuestro próximo vuelo que nos trajo a Puerto Montt, nuestra ciudad de residencia, acudimos rápidamente al centro asistencial para solicitar atención y la toma de exámenes necesarios para descartar el contagio con virus zika o dengue.

En admisión de urgencia de la clínica fuimos bien recibidos, pero desde ahí en adelante todos los procesos fueron lentos y mal protocolizados. Se logró bajar la fiebre y tomar las muestras de sangre en dos largas horas, donde estuvimos en un box la mayor parte del tiempo solos. A la hora de querer salir y pagar por los servicios prestados, nos encontramos con la sorpresa de que no sabían cómo cobrar la muestra del zika, porque no estaba codificada.

El miércoles 10 de febrero, ya en Puerto Montt, nuestro hijo seguía con molestias y se veían más pintas en el cuerpo. Llamamos a la clínica para saber cuándo tendrían listos los resultados para descartar zika o dengue. Se nos informó que el primero estaría a última hora del mismo día, y el del dengue, en cuatro días hábiles, es decir, el próximo lunes 15, debido a que las muestras se envían a otra clínica o laboratorio. Ante nuestro airado reclamo, se nos entregó a última hora de ese día la confirmación de la existencia de dengue en el organismo de nuestro pequeño.

Afortunadamente nuestro médico de cabecera, junto a otros profesionales, han tomado todos los resguardos para que nuestro hijo evolucione satisfactoriamente. Sin embargo, seguimos preguntándonos qué habría pasado si hubiésemos esperado hasta el lunes el resultado final de los exámenes, porque la clínica nunca nos informó que no estaban preparados para atender este tipo de casos y porque los profesionales de la clínica, contando con todos los antecedentes antes descritos, no fueron capaces de advertir el peligro al que estábamos expuestos.

Alejandro Bernales M.