A juzgar por la retórica antiinmigrante de los principales aspirantes presidenciales republicanos en las asambleas partidistas de Iowa, el Partido Republicano está marchando derecho hacia su tercera derrota consecutiva en las elecciones de noviembre.
Los tres republicanos que recibieron la mayoría de votos en Iowa -Ted Cruz, Donald Trump y Marco Rubio, en ese orden- parecían competir para ver cuál de ellos es el más duro contra los indocumentados y el más decidido a construir un muro en la frontera con México. Parecían ignorar por completo el hecho de que su partido perdió las últimas elecciones presidenciales por haber espantado el voto latino.
Los tres "amigos" -Cruz, Trump y Rubio- están siguiendo los pasos del fracasado candidato republicano Mitt Romney, que propuso la "autodeportación" de los inmigrantes indocumentados. Romney perdió en 2012 en buena medida porque obtuvo solo el 27% del voto hispano, contra el 71% que obtuvo el Presidente Barack Obama.
En comparación, el George W. Bush -el último republicano que ganó una elección presidencial- triunfó en 2004 con el 44% del voto hispano.
Lo que es aún peor para los republicanos es que el voto latino podría ser más importante que nunca este año. Habrá un récord de 27,3 millones de votantes hispanos en 2016, frente a los 23,3 millones en 2012, según cifras del Centro de Investigación Pew. El número de votantes registrados latinos será 40% mayor que en las elecciones de 2008.
Según otra encuesta reciente de votantes registrados hispanos realizada por Latino Decisions en estados que están en disputa entre republicanos y demócratas, el 45% de los latinos perciben al Partido Republicano como "hostil" hacia los hispanos y otro 39% piensa que a los republicanos "no les importan" los hispanos.
No es de extrañar, entonces, que el Vicepresidente estadounidense Joe Biden bromeara recientemente con que las elecciones primarias del Partido Republicano son "un regalo de Dios" para el Partido Demócrata. Traducción: los candidatos republicanos difícilmente podrían estar ahuyentando a más votantes hispanos.
Trump tomó la delantera en esta escalada retórica contra los indocumentados, al decir al inicio de su campaña que "cuando México envía su gente, no están enviando a los mejores. Están enviando a gente que tiene un montón de problemas. Están trayendo droga. Están trayendo el crimen. Son violadores, y algunos, supongo, son buenas personas".
Pero Cruz, Rubio y otros aspirantes republicanos no se han quedado muy atrás. Cruz apoyó los primeros comentarios de Trump sobre los indocumentados mexicanos en junio del año pasado y recientemente ha tratado de superar la línea dura de Trump en materia migratoria con la promesa de limitar incluso la inmigración legal.
Cruz, que al igual que Rubio, viene de una familia de inmigrantes, dijo el 14 de noviembre que iba a frenar "cualquier aumento de la inmigración legal mientras el desempleo estadounidense siga siendo inaceptablemente alto".
Por supuesto, los partidarios de los tres principales candidatos republicanos argumentan que estos últimos no son "antiinmigrantes", sino que solo están contra la "inmigración ilegal".
Pero, en política, las percepciones cuentan más que cualquier otra cosa, y la escalada retórica de los principales candidatos republicanos irradia hostilidad hacia todos los hispanos, no solo hacia los indocumentados.
Asimismo, varios estrategas republicanos dicen que el voto hispano no importará mucho en 2016 porque varios de los estados con mayor población hispana, como California, Texas y Nueva York, ya tienen su preferencia electoral definida, y no serán objeto de una gran batalla electoral.
Eso es cierto, pero hay otros estados clave con grandes poblaciones latinas, como Florida, Nevada y Colorado, que podrían definir la elección de este año.
Mi opinión: Una vez más, el Partido Republicano está cometiendo un suicidio político al ahuyentar a los votantes hispanos.
Romney pensó que podía ganar sin el voto hispano en 2012 y se equivocó. Los tres principales candidatos republicanos están cometiendo ese mismo error y es difícil ver cómo podrán suavizar sus actuales posturas en la elección general.
A menos que cambien de tono rápidamente en materia migratoria y sobre México, van a impulsar a muchos latinos para que salgan a votar, pero en contra de ellos.