"Punto de quiebre"
Lo bueno que tenía la muy buena "mala" película original "Punto de quiebre" (1991), con Keanu Reeves y Patrick Swayze, era que se movía y equilibraba con perfección entre el "camp" (cine malo a propósito) y el viril cine testosterónico de la realizadora Kathryn Bigelow. Su mínima historia -policía infiltrado entre ladrones surfistas de buen corazón- fue un clásico instantáneo, algo que no logra traducir este remake que va en dirección opuesta. Si en la original menos es más, los creadores de esta nueva apuesta creen que más es más, y por tanto, mejor, pero yerran: no porque los ladrones amplíen desde el surf a otros deportes extremos sus habilidades físicas (motociclismo, saltar desde edificios en paracaídas, snowboarding, etc.) convierten a esta versión en una historia superior. Este remake, con un excelente 3D, hay que admitirlo, carece de la noción de un guión más elaborado para su género: policial de acción, ya que sólo están mencionados los hitos o nudos sin desarrollar lo que prometía ser un mejor homenaje. Con un mensaje frívolo de ecologismo new age, esta "Punto de quiebre" sirve para apreciar y hablar del original, que con menos músculos y hazañas, gana por paliza.
"Break point". Acción. 2015. EE.UU. 114 minutos. Todo espectador."Lemmy"Genial retrato del recientemente fallecido líder de la banda Motörhead, Lemmy Kilmister, se trata de un redondo "inside" en la personalidad y carrera del carismático artista inglés. La cámara de los directores Greg Olliver y Wes Orshoski intrusea primero en Los Angeles, California, entre vida de bares, tiendas de música (Lenny comprando The Beatles en la mítica Amoeba) y destilan los elogios de colegas como Dave Grohl, Slash, Dave Navarro y una conversación de tú a tú con el actor Billy Bob Thornton. Hay saltos a su natal Inglaterra, la historia de sus inicios en la música, pero lo esencial de "Lemmy", el documental, es el acercamiento y demostración de que el estilo y música de este artista se movía y mueve más allá del nicho y el prejuicio en que puede caer la música metal. Talentoso outsider, coleccionista de souvenirs y armas de Guerras Mundiales, amante del disfraz de soldado alemán, en un emotivo segmento es consultado por su más grande posesión en una sala llena de recuerdos, discos de oro y fotos y cajetillas de cigarros, y Lemmy dice, sin dudar: "Mi hijo" y palmetea a su vástago Paul Inder. "Lemmy" es homenaje, pero además el curso de un río tan libre como salvaje de un artista que resistió siempre el statu quo y las etiquetas.
Documental. 2011. Reino Unido. 116 minutos. T.E.