Treinta y ocho años más tarde de la primera entrega de la saga de La guerra de las galaxias, este Episodio 7 (estrictamente, secuela de El regreso del Jedi) se sitúa unos 30 años después de la derrota del Imperio Galáctico, que ha sido sustituido por un nuevo invento del lado oscuro: el Primer Orden, otra tiranía de similar escala.
Al mando del Primer Orden está un líder supremo monstruoso, inmaterial y casi abstracto, pero el jefe operativo es Kylo Ren (Adam Driver), que se ha propuesto encontrar al último jedi, Luke Skywalker, retirado en algún lugar de la galaxia. También buscan a ese jedi las fuerzas de la República, al mando de la ya madura Leia (Carrie Fisher), que llevan ventaja porque han encontrado un mapa para ubicarlo. Como ayuda reaparecen el aventurero Han Solo (Harrison Ford) y su inseparable compinche, Chewbacca.
Y a ellos se suman dos personajes nuevos, la chatarrera Rey (Daisy Ridley), otra que busca a sus padres perdidos; y Finn (John Boyega), un desertor del Primer Orden. Ambos pintan para relevos de la saga, y está claro que van a continuar con los conflictos de padres-hijos, iniciación en la rebeldía y reconciliación con las memorias perdidas. Es exactamente lo que hace El despertar de la fuerza: desarrollar por tercera vez el ciclo edípico de las partes anteriores.
Por cierto, ya no queda ni un rastro de la historia que inspiró a George Lucas, la majestuosa La fortaleza escondida, de Akira Kurosawa. Pero El despertar de la fuerza cumple con lo que necesita la saga: reunir a las generaciones originales con las que vienen. Tras esto, las secuelas requerirán solo disciplina constructiva, nuevos personajes y nuevos pretextos militares para desplegar batallas abusadoras de la línea horizontal.
Pero J.J. Abrams no es Lucas. Por mucho que haya resucitado a la moribunda Star Trek, Abrams carece de la astucia narrativa y de la agudeza psicológica que le permitieron a Lucas despedirse de la serie con esa tragedia oscura, casi nihilista, que fue La venganza de los Sith. Las sorpresas ya son repetidas, los personajes se tornan planos, los conflictos se mecanizan. El despertar de la fuerza disputa con alguna otra la condición de película más floja de la serie, lo que no es poca responsabilidad cuando se trata de uno de los más extraordinarios fenómenos de la cultura del cambio de siglo, una serie que en cuatro décadas ha continuado fascinando a millones de espectadores. Ello depende de repetirse simulando cambiar, que es lo que hacen todas las series.
Sin embargo, en este Episodio 7 hay algo de interés: el ciclo de Edipo parece, si no cancelado, a punto de ser agotado y la última escena insinúa que para los episodios que siguen se viene, galopando por la galaxia, quién más: Electra.
The Force awakens
Dirección: J.J. Abrams
Con: Daisy Ridley, John Boyega, Adam Driver, Harrison Ford, Carrie Fisher.
135 minutos.