Los dramáticos sucesos ocurridos en París están en la primera plana de las noticias y de las conversaciones cotidianas, por lo que es frecuente que los niños pregunten sobre esto a los adultos. Como en todos los temas complejos o que constituyen malas noticias, es importante que los padres se adelanten a quienes pueden dar informaciones exageradas o erróneas. Por ejemplo, comentarios que puedan oír de sus compañeros de curso o de sus amigos del vecindario. Los niños suelen ser muy crédulos e influenciables ante lo que sus iguales les cuentan. Es por ello necesario que los padres conversen con sus hijos, lo cual no solo les entrega información más apropiada y exacta, sino que abre una oportunidad para que los hijos compartan con sus padres las narrativas que les están llegando del medio escolar y la manera de procesarlas.
Siempre es necesario actuar desde la verdad, pero sin sobreexponer a los niños a las imágenes de la TV. El consejo de las autoridades francesas es mantener los aparatos electrónicos bajo control parental, para evitar el desarrollo de cuadros ansiosos. Cuando llega por décima vez una imagen al inconsciente, este no distingue que es una repetición, activándose así una sobrecarga de ansiedad que puede ser muy tóxica para las mentes infantiles.
Es conveniente llamar las cosas por su nombre, sin aterrorizar ni dramatizar, pero de manera que los niños puedan tener una comprensión de lo que está sucediendo, de acuerdo a su edad. Negar la verdad a los niños los desconcierta y les enseña a disociarse. Por ejemplo, si ve a sus padres asustados o llorando y se les asegura que nada está pasando, los niños aprenderán que no es bueno preguntar y que hay que ocultar lo que se siente, lo cual puede crear personalidades muy disociadas.
Ante la magnitud de la tragedia, el Ministerio de Educación francés emitió una circular haciendo un llamado para cuidar la sensibilidad de los niños. El diario "El País" señaló que es necesario atender a la sensibilidad de los niños, "no para esconderles la tragedia, sino para explicarla o amortiguarla desde la comunión del duelo", y continúa más adelante agregando: "Llorar por las personas que no conocemos representa la mayor demostración de humanidad".
Como en toda situación de tragedia, es indispensable evitar la descripción o visión de detalles escabrosos, dada la alta vulnerabilidad de los niños, que no tienen las suficientes defensas para sobreponerse a situaciones de extrema violencia. La contención emocional de los niños en situaciones tan críticas representa un desafío difícil para los adultos. Sin embargo, hay que recordar que nada puede ser más tranquilizador para un niño, que sentirse acogido y abrazado por quienes más lo quieren.