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Editorial
Martes 01 de diciembre de 2015
Selección en el Instituto Nacional
La baja de postulantes al Instituto Nacional bien puede ser el reflejo de la opinión que se han ido formando las familias respecto del cierre de ese camino de movilidad social y educación de calidad...
El Instituto Nacional ha completado su proceso de selección para el año 2016, el primero desde la publicación de la ley sobre inclusión escolar que regula la admisión de estudiantes. Si bien hasta este momento no ha habido cambios en la normativa, a partir de los próximos años debería comenzar a disminuir la posibilidad de selección para el Instituto, así como para todos los colegios, incluyendo los sesenta llamados liceos bicentenario, creados hace pocos años con la finalidad de ofrecer educación de excelencia en distintas zonas y regiones del país. Según lo dispone la nueva ley, a la larga quedarán muy limitadas las pruebas de admisión y se deberá escoger a los nuevos alumnos mediante otros procedimientos aleatorios.
Llama la atención en el actual proceso de admisión la baja de postulantes interesados en cursar sus estudios en el Instituto, que continúa gozando de un merecido prestigio. Sistemáticamente ha venido cayendo el número de sus candidatos, el que pasó desde 1.233 el año 2013 a solo 921 en esta temporada. De ellos, solo 171 -el 18 por ciento- provienen de escuelas municipales, en tanto los restantes se originan en escuelas particulares, subvencionadas o no. El número de alumnos que finalmente es aceptado llega a 684.
Tradicionalmente, la admisión al Instituto era la meta de muchas familias que deseaban que sus hijos tuvieran la mejor educación escolar posible, de modo de que pudieran seguir cursando su educación en la universidad. Se trataba, sin duda, de familias interesadas en la buena formación de sus hijos y de jóvenes altamente motivados por el estudio. Los orígenes sociales de este grupo, como podría preverse, eran muy diversos, pero constituía el camino escogido para quienes querían progresar sin contar con los medios para pagarse una educación secundaria de calidad. De ese plantel han egresado a lo menos diecisiete Presidentes de la República.
La profunda reforma a la educación que ha impulsado la Nueva Mayoría está cambiando el sistema educacional del país, pero la legislación que han logrado aprobar hasta este momento ha sido confusa y ahora solo los expertos saben cómo habrá de funcionar el sistema en el futuro. Al parecer, los parlamentarios que aprobaron la ley que puso fin al copago y la selección escolar no quedaron satisfechos con algunos aspectos de la ley y han acordado una modificación a estos procesos, los que aparecen en el proyecto de ley de desmunicipalización. Según lo que ahora ha propuesto el Gobierno, el Instituto Nacional podrá seleccionar mediante pruebas de admisión al 50 por ciento de sus alumnos y el 20 por ciento deberá provenir de escuelas públicas, es decir, las actuales escuelas municipales. Pero la reapertura de este sensible aspecto de la reforma educacional con seguridad habrá de tensionar nuevamente a los políticos de la Nueva Mayoría, por cuanto no todos ellos han quedado satisfechos con la presión que ejerció el Gobierno para que aprobaran un sistema de admisión que virtualmente pone término a los liceos de excelencia.
La disminución de los postulantes al Instituto Nacional, que se repite con los estudiantes de toda clase de establecimientos, desde las escuelas municipales a los colegios particulares pagados, bien puede ser el reflejo de la opinión que se han ido formando las familias respecto del cierre de ese camino a la educación de calidad. De así ocurrir, el país habría clausurado un medio de movilidad social que hasta aquí había funcionado en forma más que satisfactoria. Cabe esperar que la reapertura del debate permita corregir este aspecto de la llamada ley de inclusión y admisión.