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Domingo 29 de noviembre de 2015
La "Esmeralda" captura a la "Covadonga"
26 de noviembre de 1865
El 26 de noviembre de 1865 tuvo lugar el Combate Naval de Papudo, en el marco de la guerra de Chile con España. En él, nuestro país no solamente triunfó, sino que también obtuvo un importante "trofeo" de batalla: la goleta española "Covadonga". Esta proeza estuvo comandada por Juan Williams Rebolledo, a bordo de la corbeta "Esmeralda" y, entre la tripulación, destacó un guardiamarina llamado Arturo Prat, quien años después, llegaría a ser su capitán.
Cabe recordar que el conflicto con España comenzó como un acto de solidaridad chilena con Perú. La corona española no reconocía la independencia peruana (por deudas coloniales impagas) y había invadido las islas Chincha. Como el gobierno chileno no se disculpó por apoyar a la nación vecina, estalló la guerra.
En ese contexto, sucedió la citada escaramuza, que tuvo como resultado la toma del barco hispano con toda su oficialidad y dotación. La noticia y sus repercusiones fueron informadas por "El Mercurio": "Como a la diez de la mañana, la 'Esmeralda' comenzó a perseguir a la 'Covadonga'. A las diez y cuarto, empezó el cañoneo que la 'Covadonga' no pudo contestar por la pericia con que Williams gobernaba su buque. Según dos de los oficiales prisioneros, no los dejaba hacer fuego y no pudieron tirarles más que cuatro cañonazos, los que no le causaron ninguna avería. De los nuestros, no ha habido desgracia que lamentar, ni aun por la más leve herida (...). La proximidad del lugar del combate de Valparaíso, donde existen fuerzas enemigas tan superiores, hace de esta acción un hecho altamente glorioso (...). Debemos dirigir las más ardientes felicitaciones a nuestros compatriotas de la 'Esmeralda'".
Se agregaba que luego condujeron a tierra a los prisioneros españoles y que se los trató muy bien: "No tendrán motivo alguno de queja. Ni de parte de los vencedores, ni de la gente que había en Papudo han recibido vejámenes de ninguna clase. Allí, el lanchero, el cargador, el hombre rudo, han sabido colocarse a gran altura y hasta les ofrecieron sus empanadas, o caldúas, como ellos las llaman".
En Santiago, en tanto, la noticia fue recibida con entusiastas demostraciones. La ciudad fue adornada como para el Dieciocho, con la bandera nacional enarbolada en todas las casas y "los habitantes de esta capital se daban la enhorabuena poseídos de un indecible júbilo".