Señor Director:
Lo que ha conmovido a tantos -no se imaginan en la Universidad de los Andes ni a cuántos ni a quiénes- no son las
opiniones personales de Joaquín García-Huidobro sobre Quilapayún, sino que en esa universidad se haya hecho un tributo a grupos que han dicho mucho más que un "que se vayan". Basta revisar sus letras para ver hasta dónde cree Quilapayún que necesita a García-Huidobro: "Que la tortilla se vuelva, que los pobres coman pan y los ricos, mierda, mierda".
Los lectores ya tienen la información básica: la Universidad de los Andes guarda oficialmente silencio; uno de sus profesores más influyentes, García-Huidobro, parece representarla sin que sepamos hasta dónde; y yo, por dignidad elemental, no temo ni a los epítetos de Quilapayún ni a los de los amigos de García-Huidobro. Solo le temo a una conciencia en disolución.
Será hasta el próximo acto en la Universidad de los Andes. Ahí volveremos a conversar.
Gonzalo Rojas Sánchez