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Editorial
Martes 24 de noviembre de 2015
Macri: la reinserción argentina
La presidencia de Mauricio Macri, sumada a la virtual ausencia de Brasil, previamente tolerante y ahora silente ante el régimen venezolano y siempre determinante en los acuerdos regionales, podría cambiar positivamente el funcionamiento de los organismos latinoamericanos...
Fundadas expectativas de un giro significativo y rápido de la política exterior de Argentina abre la elección de Mauricio Macri. Desde el advenimiento al poder del Presidente Néstor Kirchner, y con mayor profundidad durante el mandato de su cónyuge, Cristina Fernández, la diplomacia trasandina tradicional perdió gravitación y su alianza ideológica con Venezuela y el ALBA pasó a ser el eje de su acción en los organismos multilaterales como la OEA, Unasur, Mercosur y Celac, ninguno de los cuales ha logrado acreditar verdadera eficacia en su accionar.
A la vez, el persistente autarquismo, proteccionismo y las dificultades para cumplir con sus obligaciones externas, propias del volcamiento muy integral a su frente político interno, la condujeron al aislamiento de los mercados internacionales, al rechazo de acuerdos comerciales promotores del libre comercio y a la dependencia de China y Venezuela, ante la desconfianza experimentada por los restantes inversionistas, proveedores y compradores extranjeros.
Chile es una buena demostración de estas implicancias durante el gobierno saliente. Las inversiones chilenas en Argentina, otrora las más importantes nacionales en el extranjero, comenzaron a declinar y fueron superadas por las registradas en Perú, mientras crecen a buen ritmo las destinadas a Brasil, Colombia y Uruguay. Similar suerte ha seguido el comercio bilateral: el crecimiento de las exportaciones chilenas se encuentra detenido desde hace varios años y experimenta permanentes obstáculos paraarancelarios y en sus remesas, restricciones que también afectan a las de las utilidades de los inversionistas nacionales. Más revelador es que Argentina, a pesar de la extensa frontera compartida, representa apenas el 2% de nuestras exportaciones y con un valor inferior en un tercio a las enviadas a Perú, con PIB más de dos veces menor. El desinterés del kirchnerismo por las repercusiones internacionales de sus decisiones internas quedó comprobado por el corte unilateral, y sin reparaciones, de los suministros de gas que afectaron a centenares de miles de hogares y de empresas chilenas.
Sin embargo, justo es señalar que, durante buena parte de los gobiernos kirchneristas, el embajador argentino Ginés González cumplió una dilatada y hábil gestión entre nosotros, superando siempre situaciones ingratas y reencauzando las relaciones a su foco esencial de hermandad, integración y comunicación física, lo que fue un paliativo sustancial de lo que señalamos.
El panorama internacional argentino puede ser prontamente revertido por el Presidente Macri, de acuerdo con su programa favorable a la inserción internacional de ese país, tanto política como económica.
El nuevo Mandatario al cierre de su campaña recibió a las cónyuges de los líderes opositores al régimen de Maduro y anunció proponer la suspensión de Venezuela del Mercosur y su voluntad de exigirle el cumplimiento de las obligaciones derivadas de la Carta y de los principios democráticos que obligan a los gobiernos latinoamericanos.
La presidencia de Mauricio Macri, sumada a la virtual ausencia de Brasil, previamente tolerante y ahora silente ante el régimen venezolano y siempre determinante en los acuerdos regionales, podría cambiar positivamente el funcionamiento de los organismos latinoamericanos, la gravitación de Argentina en Latinoamérica y en la comunidad de naciones, y la integración con Chile.