Esta película tiene dos tipos de alma en su cuerpo: un humor negro genuino y natural, y una carga sentimental exagerada y fingida.
Hay una parte de la historia que es sensiblera y empalagosa, con cuatro amigos del alma, donde uno enferma de cáncer y desde su lecho enfermo les pide que después de su muerte, cuiden a su hija Guadalupe. El trío cumplirá el deseo y para recordar el pasado están los flashbacks y la intimidad masculina de asados, bromas y las visitas al hospital a un amigo cada vez más demacrado. Es un entramado meloso y tanguero, para una barra de amigotes que son hinchas de Independiente y unos machistas que sólo respetan a las mujeres cuando son sus hijas.
La otra mitad de la historia es la comedia negra que surge de la anterior y es el mundo que mejor conoce el autor de la novela, Eduardo Sacheri, al igual que "El secreto de sus ojos" (2009) o en el guión de "Metegol" (2012). Fernando (Diego Peretti), el profesor; Ruso (Pablo Rago), el flojo insigne, y Mauricio (Pablo Echarri), el abogado exitoso, son los apoderados y dueños del único bien que dejó el muerto: el pase de Mario Juan Bautista Pittilanga, joven centrodelantero de área que estuvo en una sub 17.
La idea del trío es traspasarlo por 300 mil dólares y el problema es que Pittilanga juega por Bartolomé Mitre de Santiago del Estero, en las divisiones del ascenso, donde hace meses que no marca y su entrenador, en la calamitosa queja de camarín, resume lo deplorable del equipo: "Llegaron dos veces y nos hicieron tres goles".
En el mundo del fútbol todo se puede arreglar o ajustar y que Pittilanga sea un desastre no es un obstáculo insalvable. Un video con sus goles, donde en realidad no hay goles convertidos, pero sí efectos especiales, trucos y aplicaciones. Y la mejor aplicación, en un papel secundario, es la de Daniel Rabinovich, un integrante de Les Luthiers que murió recién el pasado agosto. Rabinovich interpreta al periodista Armando Prieto, comentarista con cancha, poder e influencia, que es capaz de elogiar a un paquetón como Pittilanga, si las cosas se hacen bien y como corresponde.
El parecido de Rabinovich con Fernando Niembro, famoso periodista argentino, no es idéntico, pero casi: podrían ser hermanos.
De a poco y con estos métodos, el nombre del jugador empieza a sonar y ya se especula con fichajes desde Italia o Arabia Saudita. Y así entra otra gente al ruedo: representantes, el padre del jugador, oficinas de abogados, un antiguo entrenador y un enjambre de personajes que olfatean y presienten la nueva del dinero fresco y rápido.
Esto es lo más logrado de "Papeles en el viento".
Es la plata dulce, un leit motiv incorporado desde siempre en el cine trasandino, y en la desesperada búsqueda de ese dinero fácil hay un rosario de escapistas, oportunistas, miserables y aprovechadores.
Es la comedia negra que se refocila con el descaro, el delirio y el gran verso que trepa como mala hierba por el fútbol y por la sociedad argentina. Argentina, 2015. Director: Juan Taratuto. Con: Diego Peretti, Pablo Echarri, Pablo Rago. 98 minutos. Todo espectador.