El Mercurio.com - Blogs : El duelo por un hijo
Cartas
Martes 13 de octubre de 2015
El duelo por un hijo
Señor Director:
Hace justo un año, mi hermano Tomás perdió a uno de sus hijos, Clemente, de 27 años. Un año antes yo había pasado por la misma experiencia tras perder a Ismael. En breve se fueron dos primos, compañeros y amigos que habían hecho su vida juntos.
Estas muertes prematuras ocurren todos los días. Pese a su frecuencia, tengo la impresión de que resulta difícil responder a la pregunta "¿cómo has estado?", que nos formulan con cariño y preocupación las personas que nos rodean, ya que lleva implícita otra pregunta sobre cómo se vive una situación de esta naturaleza. Esto último me motiva a intentar una aproximación a un duelo, siempre individual y único, donde cada padre y madre lo vive a su manera.
En estas circunstancias se habla de pérdida como sinónimo de muerte, de una partida al encuentro con el padre, al decir de los cristianos, y pensando en esa palabra veo que con solo quitarle la acentuación y dejándola en perdido (a), en el sentido de extraviado temporalmente, se acerca significativamente a los sentimientos y emociones que embargan a estos padres.
Muchos papás habrán pasado por esa caótica experiencia de perder de vista a alguno de sus hijos en medio de un gentío y buscarlo desesperadamente, llamándolo por su nombre hasta divisar su cara inocente, absorto en cualquier cosa y completamente ajeno al alboroto generado y a la angustia de sus papás destinados a cuidarlo y protegerlo. Son momentos que parecen horas.
En el caso de una muerte, esos instantes se eternizan y la pena se refresca cada vez que uno divisa a alguien a la distancia que podría parecérsele en su colorido, su altura, en su modo de andar... en fin, y uno por fracciones de segundo sueña con que podría ser el suyo hasta caer en la cuenta que eso no es posible.
Pese a todo, la esperanza no ceja y en la soledad de la noche, con los ojos anegados de lágrimas, uno lo llama murmurando su nombre para no inquietar a nadie, "Ismael... Ismael... Ismael", solo que en este caso sabemos que este llamado no tendrá respuesta.
Andrés Sánchez Arriagada