Expertos internacionales revisaron la franja del Sí sin pasión ni partidismo, con el fin de descubrir la vigencia del discurso político e icónico de hace 27 años.
Transcribimos el informe.
La franja del Sí resistió el paso del tiempo y se conserva viva y activa. Sus capítulos condensaron la esencia que contamina 1988, el 2015 y desde cualquier año surgen esas esporas antiguas, primitivas, insondables y genéticamente tan chilenas.
La confianza en las encuestas, por ejemplo.
Veamos las palabras del conductor de la Franja del Sí:
"En Chile, todos los sectores coinciden en que Gallup efectúa sus sondeos de opinión dentro de un marco de la mayor seriedad. ¡Aquí están las buenas noticias!: Sí 47%. No 42%".
Descubrimos que el temor al pasado es una enfermedad.
"Sí, usted decide. Seguimos adelante o volvemos a la UP".
En 1988, era una regresión de 15 años; y el 2015 sería retroceder 42, pero la diferencia temporal es baladí, porque la inquietud es la misma: "Cuando usted vote piense que si volvemos al pasado, la primera víctima inocente puede ser alguien de su familia".
Esta angustia se desgrana en numerosos conceptos que hasta hoy se leen y escuchan con frecuencia: temor de retroceder, retornar, perder el rumbo y volver a caer.
Lo mejor es dejarlo textual, según la franja del Sí, porque no hay nada como el texto y el contexto.
"O bien caemos en una época de incertidumbre que nos puede llevar a una situación muy parecida a la ocurrida en 1970", señala Arturo Alessandri Besa, alguna vez candidato presidencial y un líder en busca de certidumbre.
"El país puede el día de mañana caer otra vez en manos de una minoría marxista por la debilidad de fuerzas que se dicen democráticas", asegura Juan de Dios Carmona, ex ministro de Frei Montalva y el más importante de los ex DC.
"Si llegara a ganar la opción No, le diría a usted que tengo dudas sobre el respeto al derecho de propiedad. La inversión seguramente se paralizará", afirma Jorge Prado, ministro de Agricultura de la época.
La franja del Sí captura una visión de mundo pétrea, imborrable e incombustible, cuya opción existencial es el viaje a ninguna parte.
No hay nada como la resistencia y lo único nuevo y aceptable puede ser lo esotérico y lo críptico.
En la franja del Sí hay ejemplos.
"Porque el Mal no se combate con el Mal, ni el fuego se combate con el fuego. Nosotros creemos que frente a este flagelo que significa el Mal y el fuego debemos esgrimir el Bien y el agua", afirma Ambrosio Rodríguez, procurador general.
"Todo lo he hecho por una razón: para que usted tenga la tranquilidad de poder salir donde quiera. Si quiere mañana ir a Mendoza, va a Mendoza. Si quiere salir a otra parte, va a otra parte. Es decir, para que los 12 millones 527 mil habitantes tengan la posibilidad de salir donde quieran sin problemas de ninguna clase", promete Augusto Pinochet.
El mensaje de la franja del Sí se mantiene nutrido y vital, porque revela el sentido profundo del viaje humano: largo, circular y de nuevo a la semilla.