Señor Director:
En
carta de ayer, Olof Page sostiene que los partidarios de la igualdad de oportunidades buscan "que quienes tienen habilidades semejantes tengan perspectivas de vida semejantes"; es decir, que sus opciones no dependan de su origen socioeconómico.
Lo que Page no explica, porque no se puede, es cómo, en la práctica y en un mundo de recursos escasos, garantiza que nadie vaya a un colegio mejor que otro si no es prohibiendo por la fuerza a los padres antes pobres y ahora ricos disponer libremente de la propiedad ya adquirida bajo igualdad de oportunidades para beneficiar a sus hijos. Más aún, dado que nadie puede saber a priori quiénes realmente tienen "habilidades semejantes" en la sociedad, la búsqueda consecuente de igualdad de oportunidades necesariamente derivará en un sistema estatal y nacional unificado de bienes como educación, salud y vivienda para todos, que en sus efectos sería idéntico a un sistema que iguala resultados, salvo, claro, que entendamos que "igualar oportunidades" es mejorarlas para todos, independientemente de las distancias entre unos y otros.
Finalmente, hay que decir que la inmoralidad de esta propuesta igualitarista no consiste solo en que viola sus propias reglas, sino en que viola los derechos fundamentales de las personas de desarrollar su plan de vida disponiendo de sus medios según sus propias concepciones del bien.
Axel Kaiser