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Cartas
Miércoles 07 de octubre de 2015
El color del comedor
Señor Director:
Gracias a la contextualización que ha aportado una integrante de la Secretaría del Consejo de Monumentos Nacionales respecto del cambio de color de un recinto del Palacio de la Moneda, el comedor presidencial, no sería extraño que cualquier día apareciera la Iglesia de San Francisco pintada de color sandía, la Casa Colorada de amarillo limón, o las casas de Lo Matta de azul añil; todo lo anterior, debido a trabajos de mantención, puesto que no corresponderían a intervenciones de conservación, reparación o restauración, de acuerdo a lo que consigna la Ley de Monumentos Nacionales.
El cambio de color del comedor presidencial a "verde manzana", si bien puede no responder a trabajos sujetos a la supervisión del Consejo de Monumentos Nacionales -por imperio de la ley correspondiente-, constituye un torpe atentado a la integridad del monumento y sus valores. Y es que el color de un recinto o de un edificio no es un tema accesorio, tratándose de bienes de valor patrimonial, y de este, particularmente, que constituye un bien patrimonial de primera importancia.
De nada servirían entonces complejos, extensos y costosos levantamientos críticos, estudios estratigráficos y cromáticos para determinar la expresión más auténtica de la piel arquitectónica de edificios de valor patrimonial para su puesta en valor si luego sus propietarios -en este caso, sus usuarios temporales- pintan como les venga en ganas los recintos, vaya a saber uno con qué motivación o propósito. Una vez más, queda de manifiesto, entre otras cosas, la infinita y dañina ignorancia de autoridades y mandos medios respecto de lo que es, significa y cómo se protege un bien patrimonial.
Antonino Pirozzi V.
Centro Internacional para la Conservación del Patrimonio-Chile