Señor Director:

Respecto de la nueva Ley de Partidos Políticos, uno de los escollos del fortalecimiento de los partidos que surge en el debate es que la reinscripción de los militantes solo termine reflejando la capacidad de unos pocos dirigentes de imponerse a través del refichaje de sus clientelas políticas. Esta observación, que pone en entredicho la calidad de la transparencia de los registros que se logrará, plantea una relevante pregunta de fondo para fortalecer la democracia: ¿qué significa ser hoy miembro de un partido político?

En Chile existe una confusión entre "afiliado" y "militante". El afiliado, aludido en la nueva ley, es el que en algún momento firma una ficha de adhesión -interés que no tiene por qué estar siempre vigente, suponiendo que alguna vez existió (inflación de los padrones)-, que su partido lo logre ubicar y luego convencer de reafiliarse. El militante, en tanto, remite a toda forma de participación duradera en una acción colectiva en pos de la defensa o promoción de una causa, compromiso inicial que puede también evolucionar.

Por tanto, lo que sincerará el proceso de reinscripción es la desactualización de los padrones, la defección o desinvolucramiento militante, sin abordar aún de manera directa el meollo del asunto: la cuestión del involucramiento partidista y de los desafíos que se plantean a los partidos para reencantar a sus miembros desafectos.

Uno de los resultados de una Investigación Fondecyt que realicé en 2009 revela que más del 40% de los militantes del PDC, PS y PPD mostró una ausencia total de participación interna.

Por tanto, es necesario estudiar cómo es hoy la participación de los militantes y que los partidos ideen fórmulas para fomentarla, pues solo así estos contribuirán a fortalecer la democracia.

Stéphanie Alenda
Directora Escuela de Sociología, U. Andrés Bello