En un momento Ricki (Meryl Streep), rockera madura y part time(el resto del día es cajera), mira desde el escenario a su audiencia en un bar y dice en una pausa del show con su banda: "Nadie cuestiona que Mick (Jagger) salga de gira con cinco hijos en casa. Es hombre y está bien ¿no?". Lo dice con tristeza porque ella, un personaje que una vez más Meryl Streep construye con desbordante talento, dejó a sus hijos en el pasado por seguir su sueño musical. Pero ahora, su pasado vuelve sobre ella cuando su hija ya adulta (Mamie Gummer, su hija en la "vida real") acaba de divorciarse y va en su ayuda para superar la crisis. Película con tono cómico, de ligera y hasta endeble construcción (con guión de Diablo Cody y dirección de Jonathan Demme), sin embargo cae en la categoría de "película chica con una gran actuación" porque Streep, una vez más, se salta las falencias para hacer caer los méritos sobre sus espaldas. La camaleónica Streep convierte esta comedia en un título aún más interesante a través de la mirada femenina y las ideas que destila el punto de vista de Ricki: el juicio moral en su contra, su búsqueda de sueños y el sentido de dura paridad de género. Claro, son ideas hiladas en un producto de entretención, pero la canción de Ricki rima y rima bien gracias a la voz de Meryl Streep.
"Ricki & The Flash". Comedia, drama. 2015. 101 minutos. T.E.