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Editorial
Viernes 04 de septiembre de 2015
Panorama económico y ley de presupuesto
Es importante que el Presupuesto se lleve adelante con la flexibilidad suficiente para enfrentar un escenario peor que el que se está previendo hasta ahora...
Hay temores de que nuestra economía se pueda seguir debilitando, ya que Chile es identificado como uno de los países más expuestos en caso de profundizarse la desaceleración de China, escenario no descartable.
Hace tan solo tres meses, la gran mayoría de los expertos predecía que el piso del cobre estaba por encima de los 2,5 dólares la libra. Sin embargo, el mes de agosto el valor del mineral rojo promedió 2,31 dólares la libra. A este panorama internacional se suma un fuerte deterioro de las expectativas de consumidores y empresarios locales. Asimismo, debe recordarse que la formación bruta de capital ha caído durante ocho trimestres seguidos. De hecho, por primera vez en mucho tiempo, el abanico de posibilidades que reporta el Banco Central incluye escenarios de crecimiento negativo.
El último Informe de Política Monetaria del instituto emisor proyecta para el próximo año un crecimiento del producto de 2,5 a 3,5 por ciento. Sin embargo, el organismo reconoce que su inclinación es a que ese crecimiento sea aun menor. El contexto externo se ha deteriorado para las economías emergentes, sobre todo para aquellas que son exportadoras de materias primas. Incluso economías más desarrolladas que la chilena, intensivas en la exportación de recursos naturales, están sintiendo los efectos adversos de la coyuntura internacional. Así, por ejemplo, Canadá, que tiene como principales productos de exportación petróleo, gas y minerales, ha entrado técnicamente en recesión (dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo). Algunos analistas advierten que Australia, otro exportador de minerales, podría también entrar en recesión durante esta segunda parte del año. El crecimiento del segundo trimestre fue apenas positivo y las perspectivas para el tercer y cuarto trimestre no se ven muy halagüeñas.
Sin embargo, las bases de la economía chilena son sólidas y los términos de intercambio del país, a diferencia de lo que ha ocurrido en Canadá, han caído moderadamente. En Chile, el retroceso en el precio del petróleo y de otros bienes atenúa el impacto de la caída en los precios de los minerales. Además, la depreciación que ha experimentado el peso tiene un efecto positivo sobre algunas actividades. Por último, si bien las perspectivas económicas de nuestros principales socios comerciales han empeorado en el margen, su crecimiento sigue siendo relevante. Es, por tanto, muy improbable que nuestro país pueda verse arrastrado a una recesión, es decir, a dos trimestres consecutivos de crecimiento económico negativo.
Con todo, es importante que el Presupuesto para el año 2016, que se presentará al Congreso a fines de este mes, se lleve adelante con la flexibilidad suficiente para enfrentar un escenario peor que el que se está previendo hasta ahora. Hay que recordar que hace un año el Banco Central proyectó un crecimiento para 2015 de entre 3 y 4 por ciento y el año va a cerrar en torno al 2 por ciento. En poco tiempo hubo un importante deterioro no vislumbrado en el desempeño económico. En primer lugar, es importante que ese presupuesto transmita un ordenamiento claro de la situación fiscal. Pero, además, debe reducir, al menos en términos reales, gastos corrientes de escaso impacto social o dedicados a programas inefectivos. Las evaluaciones que realiza periódicamente la Dirección de Presupuestos son útiles para orientar esta tarea. Asimismo, en programas políticamente imposibles de postergar, pero claramente inmaduros en su diseño, como el comienzo de la gratuidad, parece razonable proceder a través de las becas actualmente existentes, más que a través de una nueva glosa como se prevé hacer con esta transferencia difícil de dimensionar y definir. Al mismo tiempo, es adecuado promover inversiones de reconocida rentabilidad social e idealmente intensivas en empleo, además de reservar recursos para destinarlos eventualmente a apoyar personas que puedan sufrir las consecuencias de una desaceleración más profunda.