En el mes de septiembre se celebrará en Santiago un congreso de universidades católicas con la presencia de monseñor Angelo Zani, secretario de la Congregación vaticana para la Educación. El evento conmemora el vigésimo quinto aniversario del documento Ex corde Ecclesiae, que orienta la educación superior católica.

Afortunadamente hemos superado las ásperas disputas decimonónicas entre laicistas y católicos. En el mundo intelectual quedó atrás el racionalismo estrecho y un positivismo que hacía difícil una mirada más profunda en el misterio del ser humano. En la Iglesia, después del Concilio Vaticano II, se han abierto las condiciones para un verdadero diálogo con el mundo contemporáneo y con personas que tienen diferentes visiones. En este contexto, como dice la Ex corde Ecclesiae , "la universidad, por el contacto que establece entre el mensaje evangélico y la pluralidad de campos del saber, permite a la Iglesia establecer un diálogo de fecundidad incomparable con todos los hombres de cualquier cultura" (n. 6).

Todos sin excepción estamos confrontados, como lo atestigua la literatura contemporánea y la evidencia diaria, por radicales desafíos, profundos desconciertos, hondas soledades, un triste individualismo, falta de sentido de la existencia. Por eso debemos todos colaborar en la construcción de una nueva cultura que humanice y dignifique al ser humano y permita salvar de una devastación irreversible a nuestro planeta.

En la sociedad moderna hemos pasado de la mera tolerancia a un auténtico pluralismo que hace posible que todas las visiones puedan hacer un aporte constructivo desde su particular identidad. El pluralismo no consiste en silenciar identidades y diferencias, sino en reconocerlas y hacerlas complementarias. Un país moderno permite la convivencia civilizada y enriquecedora que genera la diversidad bien asumida. El Estado debería apoyar como una verdadera riqueza social tales diferencias regulando las relaciones entre diversas instituciones.

El congreso que se celebrará reviste la máxima importancia porque puede contribuir positivamente en el proceso de reforma educacional en el que estamos involucrados. Este ayudará a clarificar el aporte que pueden hacer las universidades católicas en la búsqueda del sentido de la misma educación, el sentido de la vida humana y su destino, la naturaleza de la vida social, el sentido de lo público y lo privado, el rol del Estado moderno, los aportes de cada tradición y en particular lo que puede aportar la tradición cristiana.

El congreso, en una actitud que no debe ser defensiva ni descalificante, permitirá enfrentar estos temas, purificar y actualizar el mensaje y aprender de otros para mejorar nuestros servicios.

La humanidad experimentó un enorme progreso con la llegada del cristianismo. Él contribuyó al reconocimiento de la dignidad de la persona y sus derechos, promovió la fraternidad y solidaridad, el respeto al más débil; permitió dar un profundo sentido a la vida humana y dio un camino para consolar en el dolor que siempre sale a nuestro camino. Es una enorme responsabilidad actualizar esta levadura. El ejemplo del Cardenal Silva puede iluminarnos. Él desde su visión cristiana actualizada hizo un valioso aporte a la defensa de los derechos humanos sin exclusiones.

En el diálogo de la Iglesia con la cultura de nuestro tiempo "se juega el destino de la Iglesia y del mundo" ( Ex CE n. 3).

Fernando Montes S.J.
Rector Universidad Alberto Hurtado