La sociedad de Nicolás López con Eli Roth ya se convirtió en la más provechosa y pródiga del cine nacional con la industria norteamericana.
Con conciencia del género B y los recursos limitados y asumiendo que el punto de partida es la periferia de la gran industria, porque no puede ser de otra manera.
Desde esa posición avanzan hacia otros escenarios, donde "Knock Knock" (2015), con Keanu Reeves como protagonista, es el intento por instalarse en otra etapa.
En décadas previas existieron iniciativas y fórmulas de la clase "Tierra sin ley" (1988), "El secreto de la caverna de hielo" (1989) o "Southern Cross" (1999), que fueron títulos esporádicos, deplorables y sin asomo de continuidad.
Chile ponía la locación, actores secundarios, equipo técnico, un productor con capital y el pretendido aporte extranjero -el know how y el anhelado toque de Hollywood- no eran más que martingalas y patrañas.
Lo de ahora es distinto, porque es gente que conoce el oficio y sus límites, con voluntad de fierro, ganas de hacer cine y una cierta autoría compartida y traspasada.
"Aftershock" (2012) de López y "Caníbales" (2013) de Roth, que se estrena en septiembre en EE.UU. Y ahora "La maldición" de Guillermo Amoedo, que ha sido el guionista permanente de las anteriores películas. Además, una actriz y un actor, Lorenza Izzo y Ariel Levy, que ya forman parte de una tropa.
Esta es una factoría de cine y un pequeño complejo profesional que partió con el terror. Lo apocalíptico y barato, con holocaustos causados por caníbales o por terremotos. O bien otra vuelta de tornillo con la leyenda del vampirismo en "La maldición".
Martin (Cristóbal Tapia Montt) es el hombre que arriba a un pueblo solitario a los pies de un lago y un volcán. Nadie diría que es Puerto Octay, excepto los chilenos, pero para el resto del mundo puede ser Canadá o Estados Unidos muy al norte.
Ese vagabundo arrastra un secreto que lo persigue a él y a los que lo rodean, tanto a los que lo quieren, como a los que lo odian, partiendo por Caleb, un lugareño peleador y cruel, interpretado con relajo y talento por Ariel Levy, a quien estos papeles le quedan como guante y los hace fáciles y creíbles.
El actor en el rol de su padre, en este tipo de género, podría ser alguien de la clase Gary Busey, pero no es el caso: es Luis Gnecco el que interpreta al teniente De Luca, y en el papel está tan justo como preciso.
La película define a los personajes sin complicaciones y de acuerdo a los estereotipos, porque esto es sin complejos y es terror sencillo, liviano y masticable. Con alguna sorpresa, ciertos brotes de crueldad y breves porciones de humor, donde el Caleb vendado, deforme y tremebundo, lanza una frase para el bronce: "Me siento mejor".
La historia a veces cojea y quizás el final merecía una segunda vuelta, pero lo esencial es otra cosa. Es terror chileno y estadounidense, no existe la vergüenza ajena y es un género posible: la película se mueve.
"The stranger".
Chile. 2014.
Director: Guillermo Amoedo.
Con: Cristóbal Tapia Montt, Luis Gnecco, Ariel Levy.
93 minutos.
Mayores de 14.