Guillermo Cancino y Alejandro Cisternas

Lo dijeron casi todos los protagonistas del fútbol nacional antes del Apertura 2015, campeonato que apenas lleva una fecha disputada: "Es un torneo corto y no hay margen de error".

Y la realidad lo confirma. El campeonato chileno es el más breve del mundo, si se tienen en consideración las 100 ligas más poderosas de acuerdo con el ranking de la Federación Internacional de Historia y Estadísticas.

Son 15 partidos y ya. Uno menos que el que se disputa en la Premier League de Hong Kong (que apenas tiene 9 equipos) y tres por detrás de Bahrein, cuyo certamen cuenta con 10 clubes participantes.

Con diferentes fórmulas, 70 de los 100 torneos top disputan al menos 30 jornadas antes de proclamar a un monarca, el doble que vivirá el balompié criollo en sus dos mitades de la temporada 2015-2016.

Si bien Chile no es el único país con dos campeones por año, sí es apenas uno de los cinco lugares en los que el certamen se desarrolla en una sola rueda, aunque los otros cuatro (Argentina, Venezuela, Colombia y México) tienen otros condimentos: más equipos, una fecha extra dedicada a partidos entre rivales clásicos, y postemporada.

En otros países con certámenes semestrales, su menor cantidad de clubes permite que haya enfrentamientos de ida y vuelta antes de entregar la copa al mejor. Y mayoritariamente domina el sistema de dos ruedas todos contra todos, aunque países con menor cantidad de clubes realizan tres e incluso cuatro ruedas para superar la treintena de encuentros.

Voces encontradas

El bajo número de fechas en las que un plantel puede coronarse campeón durante el actual torneo chileno provoca variadas reacciones entre ex entrenadores y jugadores nacionales.

"Lo más sano es disputar un torneo que conlleve más de 30 partidos para coronarse campeón, porque eso demuestra un trabajo a largo plazo, donde entrenadores y jugadores saben sobreponerse a lesiones, expulsiones y al cansancio normal del juego. Muestra cohesión dentro del equipo y genera un amor por la camiseta que no se produce en un torneo de cuatro meses", comenta el ex futbolista Mauricio Donoso, quien disputó la extensa liga ecuatoriana entre 2008 y 2010. Dicho torneo se divide en dos etapas de 22 fechas, cuyos ganadores disputan una final.

Para José Sulantay, "el torneo chileno es poco serio y es difícil explicar el porqué está planeado así. Cualquier plantel puede salir campeón con una buena racha: ganas seis o siete partidos y listo. Es un engaño para entrenadores y jugadores. En un campeonato largo tú disfrutas el juego, hay una pretemporada larga y más entrenamientos para aprender a manejar el ritmo del progreso. Acá no alcanzas a hacer eso en tan poco tiempo".

En la misma línea, Hernán "Clavito" Godoy destaca: "De a poco se ha ido degenerando el fútbol local. Cobresal se coronó campeón el semestre pasado, ¿y de qué le sirvió? ¿Qué beneficio obtuvo? Ni siquiera pudo retener a sus jugadores. Sinceramente es para la risa este tipo de torneos".

Sebastián González, quien vivió los formatos del fútbol de Argentina, Chipre y México, indica: "Entre los aspectos positivos de un torneo como el actual chileno es que es competitivo desde el arranque, donde son determinantes las primeras fechas para consolidarse. No hay tiempo de especular, solo hay que buscar los resultados, y eso le da chances e ilusión a los equipos pequeños".

Para Hugo Droguett, quien jugó en Asia y Norteamérica, "todo es cuestión de costumbre. En México se disputa una gran cantidad de partidos, lo mismo que en Corea del Sur, donde se juega prácticamente todo el año. Todas fueron buenas experiencias y esa sensación se repitió al jugar en Chile, independientemente del número de encuentros".