Señor Director:

Suelen confundirse estos tres conceptos. Empresario es aquel que arriesga no solo capital propio, sino que además compromete su persona, su prestigio y su futuro, para emprender y materializar una idea. Es el que con su gestión agrega valor, crea trabajo en forma directa, paga impuestos, y está compenetrado con el funcionamiento cotidiano de la empresa y, por ende, expuesto a las dificultades y fluctuaciones periódicas de la economía.

Inversionista es aquel que destina capital propio o de otros para invertir en una empresa con la finalidad de obtener una rentabilidad futura, sin intervenir ni hacerse responsable del funcionamiento interno de la organización en la que invierte. Y especulador es el que dispone de una cierta cantidad de dinero que destina a obtener una rentabilidad a corto plazo, a cualquier costo y sin importarle cuánto aquello puede afectarle a la empresa.

Empresario, inversionista y especulador son tres figuras distintas que muchas veces son agrupados injustamente bajo el concepto de empresario, distorsionando el rol y real significado que tiene este último. Esta confusión hace que muchas veces el desprestigio que sufren los empresarios se deba a conductas de inversionistas o especuladores; y lleva a organizaciones que dicen representar a los empresarios a defender los intereses de estos últimos.

Existen numerosos empresarios anónimos que cumplen con la ley y que han hecho un aporte importante para la construcción de una sociedad más justa. En este contexto, la figura del empresario debe cuidarse, protegerse y realzarse porque es un actor importante para alcanzar el bien común.

Arturo Matte I.