Mario Salas, técnico de Universidad Católica, después de un partido en Iquique criticó el torneo, lo impresentable de la cancha y le recomendó a la ANFP guardar las challas y globos de la Copa América, porque ahora deben concentrarse en lo nuestro.
Es el resumen de sus declaraciones, y no se distingue injuria ni ofensa, ni tampoco desmedro o agravio.
El Tribunal de Disciplina de la ANFP lo citó para el próximo martes 4, a las 19:00 horas.
¿Por qué lo habrá hecho? Acaso por el artículo 68, título V:
-Las injurias u ofensas en contra de las autoridades nacionales o internacionales, del Fútbol o de toda persona sometida a la jurisdicción del Tribunal, de cualquier forma o medio que ellas sean proferidas, serán sancionadas de dos a diez juegos de suspensión, o de un mes a un año de inhabilitación, según corresponda.
Salas debe aprovechar la oportunidad y preguntarlo. Le haría un favor a todo el mundo, para saber de qué estamos hablando, y para que no pase la vieja historia de que primero los entrenadores, después los futbolistas y al final los dirigentes de clubes.
Y así se los llevaron a todos por delante, con amenaza, mordaza, miedo y presiones y que nadie hable mal de las autoridades, y si lo hacen, se van de castigo o cesantía.
Ni insinuaciones ni ironías ni sarcasmos, ni dobles intenciones ni chistes, y tampoco alegorías y ninguna de esas fórmulas intelectuales o literarias que en otros mundos se emplean a diario.
El artículo 68 es el clásico de la policía política que necesitaba tribunales políticos, y para eso el artículo.
Es para disolver la oposición, la crítica y la disidencia.
Es para ahogar el libre pensamiento y el libre albedrío.
Es el tipo de artículo que gente como Nicolás Leoz aplaudía a rabiar.
Es el tipo de artículo con el que gobierna Joseph Blatter, donde la corrupción crece como enredadera, y ay del que no reciba y no sea de los nuestros.
Así que Mario Salas podría averiguar la razón de la convocatoria, y si le dicen que fue porque sí, y no por el 68, entonces que pregunte cosas simples, por favor.
Por ejemplo, si un técnico o jugador dice que Blatter es deshonesto, descarado y tiránico, si hace eso: ¿lo podrían castigar con diez partidos de suspensión y un año de inhabilitación?
Un lateral afirma que la FIFA está corrupta: ¿tiene castigo por eso?
Un central asegura que Platini es un francés con cara dura y bolsillo largo: ¿podrían invocar el artículo 68, y penalizarlo?
Un arquero describe al fútbol español como un torneo de dos matarifes en la carnicería: ¿lo pueden sancionar por eso?
Y lo último es para los dignos jueces del tribunal, siempre y cuando no lo castiguen por preguntar de más: ¿no les da vergüenza el artículo 68?