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Cartas
Domingo 02 de agosto de 2015
Percepción y realidad
Señor Director:
Tras el cacerolazo, la Asociación de Magistrados aseguró que estamos sufriendo una "percepción de inseguridad", reduciendo este problema a una sensación, gatillada seguramente por las menciones del problema en los medios. Estos asuntos vienen debatiéndose desde la difusión de "La Guerra de los Mundos" en 1938, cuando se demostró que las apreciaciones subjetivas de una audiencia pueden ser mucho más poderosas que la realidad.
Efectivamente hay casos en los que una preocupación ciudadana, como la cesantía, puede ser exagerada por medios partisanos. Por ejemplo, los economistas Larcinese, Puglisi y Snyder Jr. han demostrado que los diarios liberales de Estados Unidos suelen ser más sesgados que los conservadores a la hora de informar sobre el desempleo, pues tratan más negativamente este fenómeno cuando gobiernan los republicanos que cuando lo hacen los demócratas. Los diarios conservadores hacen lo mismo, en sentido contrario, pero no tan intensamente.
En el caso de la delincuencia, Lowry, Josephine Nio y Leitner descubrieron que el considerable aumento de la percepción de inseguridad que se observó en EE.UU. en la década de 1990 se debió más a la influencia de la televisión que al incremento de las estadísticas criminales. Otro influyente estudio (de Gerbner, Gross, Morgan y Signorielli) concluyó que la gente que ve mucha televisión cultiva miedo, debido a que la tasa de crímenes en la pantalla chica supera con creces a la que se observa en el mundo real.
Todo parece indicar que en Chile no está pasando lo mismo, pues varios indicadores dan cuenta de un aumento objetivo de la criminalidad: uno de cada cuatro hogares ha sido victimizado, los robos al comercio suben en 5%, apenas el 7% de los asaltos terminan con un condenado, hay 70 mil órdenes de detención pendientes, y se cometen 700 hechos policiales en la capital en un solo día, sumando robos con sorpresa e intimidación, robos de vehículos y sus accesorios, hurtos, robos en lugares habitados, no habitados y violaciones.
Es cierto que la delincuencia presenta varios atributos que la hacen especialmente atractiva para la televisión, como el conflicto, la emoción, los famosos victimizados e imágenes impactantes de persecuciones, tiroteos y alunizajes. Pero si a la espectacularidad y al dramatismo de casos recientes, como el trabajador quemado en Hualpén, se suma una frecuencia cada vez mayor, entonces se entiende por qué casi la mitad de los chilenos temen ser víctimas de un delito en el futuro cercano. El miedo y los datos parecen seguir una indesmentible tendencia al alza, juntos, de la mano.
Ricardo Leiva
Académico de la Universidad de los Andes