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Cartas
Domingo 02 de agosto de 2015
El ideal socialista
Señor Director:
Squella y yo compartimos los mismos objetivos: un orden social, económico y político que respete los derechos individuales, las libertades civiles y políticas y que permita generar el mayor bienestar posible para todos. Ahora bien, creo que la fórmula liberal es la que mejor consigue esos objetivos no solo porque sitúa a la libertad y, por tanto, a la dignidad de cada persona como el valor supremo, sino además porque a partir de ella se desatan las energías creadoras del espíritu humano.
Los derechos sociales en cuanto meras aspiraciones genéricas -que es como se consagran en la mayoría de las Constituciones del mundo occidental (Butt, Kübert, Schultz, 1999)- no constituyen necesariamente una amenaza a la libertad y al bienestar. Consagrados de manera efectiva y cuantitativa a nivel constitucional -es decir, con recursos judiciales, para hacerlos exigibles, que es lo que pretenden muchos en Chile actualmente-, se convierten en una amenaza para la libertad, para la prosperidad y para la democracia: para la libertad, porque suponen una enorme expansión de la coacción estatal sobre los individuos; para la prosperidad, porque destruyen los incentivos para crear riqueza y nivelan hacia abajo incluso en aquello que pretenden satisfacer; y para la democracia, porque se hace casi imposible redefinirlos, al requerir de reformas constitucionales.
A ello se agrega el hecho de que el juez puede terminar, cual legislador, dirimiendo asuntos de policy para lo que no está calificado.
Por último, en un sistema de derechos universales -en lugar de uno basado en el gasto focalizado en quienes más necesitan de los siempre escasos recursos-, los diversos grupos de interés se convierten en feroces buscadores de renta del Estado, lo cual agrega un riesgo adicional a la sustentabilidad del sistema democrático y económico. Por todo lo anterior, no podemos aceptar el camino socialista (derechos sociales universales garantizados) si queremos alcanzar un ideal que todos, socialistas, liberales y conservadores, deseamos.
Axel Kaiser