Señor Director:
Un
editorial de ayer sostiene: "Impresiona el trabajo de abogados defensores, que en ocasiones parecen encarnar la caricatura del letrado ocurrente y formalista", y que quizás se requiera de mayor responsabilidad en el ejercicio de la defensa.
Es importante una mirada alejada de estereotipos o caricaturas al rol de la defensa y recordar las funciones de los distintos actores del sistema de justicia en un Estado de Derecho, cuyo eje es el rol adversarial, según las reglas del debido proceso.
En un sistema en que el Ministerio Público persigue penalmente los delitos, es necesario lograr un equilibrio mediante la actuación de un defensor -público o privado-, cuyo rol técnico y responsabilidades están dados para garantizar la dignidad, los derechos y los intereses de sus representados, a través de argumentos técnicos que son evaluados por los jueces, quienes deben dictar resoluciones con imparcialidad y conforme a la ley.
En las audiencias de control de detención, el parte policial es uno de los escasos elementos de información con que cuenta la defensa para fundar sus argumentos técnicos. Por tanto, las carencias que estos puedan presentar deben ser expuestas cuando se realiza un ejercicio de defensa responsable. Omitirlo provocaría un eventual abandono de deberes de la defensa.
Preocupa que con la experiencia de una sola jornada de primeras audiencias, en una sola sala del Centro de Justicia de Santiago, se pueda extraer conclusiones generales sobre lo que ocurre a diario en los tribunales de garantía del país.
Para quienes representamos a diario a jóvenes, más que aumentar las atribuciones policiales, lo urgente es mejorar los procedimientos y la calidad de la información que las policías entregan al proceso, avanzar en una mayor especialización de fiscales, defensores y jueces -que se dediquen exclusivamente al sistema penal adolescente- y en el fortalecimiento de los ámbitos de intervención y reinserción social.
Gonzalo Berríos D.Jefe Unidad de Def. Penal Juvenil, Def. Penal Pública