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Cartas
Martes 28 de julio de 2015
Carrera Docente
Señor Director:
El tenso debate que antecedió a la aprobación de la idea de legislar sobre el proyecto de Carrera Docente es señal de que la propuesta aún debe mejorarse de manera sustancial.
El proyecto genera interrogantes que se plantean desde algunos vacíos, como la ausencia de una iniciativa que atienda a la Educación Parvularia en su rol primordial de mejorar la calidad de la educación. El problema es que este objetivo implica un desafío indisolublemente vinculado con aspectos pedagógicos y normativos que escapan a la carrera docente en sí. El proyecto aparece desvinculado de las bases curriculares, del Marco de la Buena Enseñanza y del Marco para la Buena Dirección, entre otros referentes. Aunque tal vez estén implícitos, el que no se mencionen genera dudas sobre posibles contradicciones que podrían hacer del proyecto un desafío impracticable.
Incluso, algunos mecanismos de mejoramiento podrían contravenir las iniciativas de otra área. Por ejemplo, se critica la calidad de las carreras de Pedagogía sin mayor distinción entre las acreditadas y las que no lo están. No obstante, se propone elevar las exigencias de acreditación, validándose así el instrumento que en la base de inspiración de la propuesta parece cuestionada. La propuesta genera señales confusas.
Sus contradicciones se evidencian incluso a nivel discursivo. El proyecto busca transformar la docencia en una profesión atractiva, que capte a los mejores alumnos para ser profesores. Sin embargo, el modelo no resulta motivador. Implícitamente, su enfoque sugiere una mirada de desconfianza, ajena a la comunidad involucrada y a la promoción de un trabajo colaborativo. El rechazo que ha causado es prueba de ello. El referirse a una “dignificación” de la profesión docente supone que esta no cuenta con dicho reconocimiento.
La orientación de las propuestas tiende a ser limitante. Solo sugiere modificaciones menores sobre una base inmutable: los puntajes de ingreso a las carreras aumentarán someramente, mientras que los instrumentos de evaluación docente seguirán siendo los mismos —prueba y portafolio—, aunque en su secuencia sean diferentes.
Para promover una verdadera reforma es imprescindible realizar cambios reales y de fondo. En última instancia, se trata de tener claridad respecto de qué se entiende por educación de calidad y qué esperamos de ella para nuestra sociedad.
Dra. María Gabriela Huidobro
Decana de Educación
Universidad Andrés Bello
(Esta carta la suscribe el Consejo Académico y Directivo de la Facultad de Educación UNAB)