Virginia Garretón habló en el Salón de Honor del Congreso. Es hija de Pita Rodríguez, poderosa mujer. Habló de ciencia, y yo recordaba a su mamá, fallecida, de mi generación. Dirige la Iniciativa Científica Milenio, investigadora, antes emprendedora biotecnológica, ojos inmensos.
Miró dos décadas adelante, ante el público interesado en ciencia que repletaba el lugar, el viernes.
¿Adónde encaminar la ciencia y la tecnología? Quienes la antecedieron hablaron de grandes logros, pero insuficientes, falta de músculo. Invertimos poco en ciencia, hay que cuadruplicar la cantidad en breve para llegar, en dos décadas, a multiplicar la inversión por 10.
Y nos faltan investigadores, ¿con quiénes van a trabajarse las preguntas para mejorar la minería, o para traer agua del sur al norte, o para desarrollar métodos educacionales, o maneras de integrar la diversidad, o para sacarle energía al sol, o vacunas contra el cáncer...?
Antes que ella, otros ensalzaron la investigación (el ministro de Hacienda agradeció hablar de ciencia, que lo sacaba del día a día y le permitía proyectarse) y mostraron lo débil de nuestra escuadra nacional de investigadores. Hay que juntar 10 mil científicos antes de dos décadas.
Virginia se ufanó de las tareas realizadas, igual que el presidente de la Academia de Ciencias. No estamos en el vacío, claro.
Pero Virginia nos abofeteó: si duplicamos y triplicamos las actuales dotaciones de investigadores, todavía nos falta abrir unos 6 mil puestos en ciencia y tecnología para sacar adelante los saltos que las investigaciones hacen posible.
Falta crear, calculó, 33 centros de investigación con 200 investigadores cada uno. Imposible, hizo una pausa: "¡Empecemos por, al menos, uno! Dedicado a una prioridad nacional, ¡la que quieran!".
Recordé a la Pita, también a Virginia. Comenzó estudiando donde "las Quecas", que dirigían la Escuela de Trabajo Social de la UC. La Pita armó un movimiento y cambió su Escuela. Fue su comienzo realizador, no cumplía 20. Después, destacó en otros muchos servicios (inventó "sonrisa de mujer"). Y aquí estaba su hija, defendiendo la ciencia. Esperanzada por Chile.
Esperanzados como todos en el Salón; con énfasis distintos. (Del ministro de Hacienda queríamos escuchar del Ministerio de Ciencia, y dijo que iba a estudiar la institucionalidad. Aludió al documento "Ciencia para el desarrollo", que la Presidenta había recibido una hora antes. Pidió foco. Defendió el trabajo en recursos naturales, pero con complejidad. Sugirió revisar los recursos, habló de evaluaciones, de vincular la investigación con la productividad. No trató el Presupuesto 2016.)
Pero saboreé la esperanza ambiente. Con la hija de la Pita. Con el senador Girardi, que nos pidió salir de los compartimentos; salir del país, abrirnos al planeta, incluso. Él preside la Comisión Desafíos del Futuro, que convocó el encuentro. La ciencia y la tecnología son centrales, buscaba convencer.
A mi lado, un joven me dijo que, en el café, los conversantes se quejaban de cantinelas repetidas.
Pero no. El presidente de Conicyt mostró cifras, bases para el análisis. El Club de Innovadores señaló nuestros avances mundiales: en tecnologías del cobre, los vinos, la energía. El vice de Corfo mostró prioridades, apoyos, incorporación del planeta Tierra.
Y si bien a algunos oradores les falta estudiar lo que ya se ha hecho y no reinventar la rueda, la energía de la hija de la Pita mueve; los datos de Conicyt retratan el mapa; el Senado tiene una Comisión para el futuro.
Personas, pasión, tareas... ¿y recursos?