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Editorial
Lunes 27 de julio de 2015
Argentina, a dos semanas de las primarias
Una victoria pírrica experimentó Mauricio Macri, del PRO, el principal candidato opositor a suceder a la Presidenta Fernández de Kirchner, tras la estrecha elección en segunda vuelta de Horacio Rodríguez Larreta, de su misma coalición, como Jefe de Gobierno de la Capital Federal argentina. Rodríguez superó por apenas 3% a Martín Lousteau, ex ministro de Economía en el primer período de la señora Kirchner y opositor en su segundo mandato. En la primera vuelta, la diferencia entre ambos candidatos superó los 20 puntos. Tras su derrota, el economista declaró que no votará por Macri en la elección presidencial y se inclinará por la ex radical Margarita Stolbizer.
Lousteau, aunque derrotado, venció en 9 de las 15 comunas de la capital. Encabezaba una alianza de radicales, la Coalición Cívica de Elisa Carrió y otros grupos aliados de Macri en la esfera nacional y para las PASO (Primarias abiertas, simultáneas y obligatorias) del 9 de agosto.
A Macri se le critica por dirigir una campaña personalista y excluyente de aliados no pertenecientes al PRO original. También han desconcertado sus declaraciones sobre mantener políticas kirchneristas como las estatizaciones de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF), de los fondos de pensiones y de Aerolíneas Argentinas, empresa de pésima reputación operativa, con elevados déficits y manejada por la Cámpora.
Las PASO serán decisivas. De las 11 agrupaciones intervinientes, solo tres o cuatro se espera tengan un número significativo de participantes para elegir candidatos presidenciales.
Determinante será el resultado de la populosa Provincia de Buenos Aires. Daniel Scioli, actual gobernador, es el candidato presidencial del oficialismo que parece concentrar el sentimiento mayoritario peronista, desde los sectores más radicales de la Cámpora hasta los más tradicionales.
Los diferentes grupos políticos deben elegir además en las primarias a quienes serán sus candidatos a la Gobernación de la Provincia de Buenos Aires. Por el oficialista Frente para la Victoria compiten el jefe del Gobierno de la Presidenta, Aníbal Fernández, y el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, del que se dice es el político más cercano al Papa Francisco.
Macri estará representado por una única postulante, María Eugenia Vidal. Su nominación es cuestionada porque habría sido nombrada solo por su cercanía a Macri y sin contar con un particular arraigo en el distrito.
Con el 37% del padrón electoral nacional, la Provincia es tradicionalmente un bastión peronista, por lo que se presume que el mayor número de electores en las primarias provinciales optará por Scioli y sus dos candidatos a la Gobernación. La duda está en si Vidal puede superar a Felipe Solá, un diputado federal que ya ocupó ese cargo anteriormente y que es apoyado por el disminuido, pero localmente influyente, candidato presidencial peronista disidente Sergio Massa, quien en las elecciones legislativas de 2013 triunfó con un 42% en la Provincia de Buenos Aires.
La campaña presidencial culminará el 25 de octubre, siempre que el vencedor obtenga más del 50% de los votos o una votación del 40% con una diferencia del 10 % de su próximo competidor.
Recientes acontecimientos parecen haber fortalecido las posibilidades de Scioli para vencer a Macri y lograr el gobierno en segunda vuelta. Queda por ver en cuánto le afectará el deterioro de la economía argentina, su abultado déficit fiscal, la crisis cambiaria artificialmente reprimida y los duros indicadores de pobreza que merodean el 27%, según el Observatorio Social de la Universidad Católica Argentina.
Cuba y EE.UU.: Tareas pendientes
Con la visita del ministro de Relaciones Exteriores cubano a Washington DC, primera en más de 50 años, se materializó el acuerdo entre Estados Unidos y Cuba para elevar sus oficinas de intereses a la condición de embajadas.
El 14 de agosto visitará La Habana el secretario de Estado John Kerry con el mismo propósito y para probablemente entrevistarse con Raúl Castro.
Pero aún permanecen significativos obstáculos para normalizar las relaciones bilaterales. El levantamiento del embargo comercial, la principal exigencia cubana, es imposible de cumplir por ahora: está supeditado, por ley de los Estados Unidos, a la vigencia de los derechos humanos en Cuba. Habrá también que solucionar las indemnizaciones por la confiscación de bienes de norteamericanos; la contrademanda cubana por los perjuicios causados por el embargo; la extradición de prófugos de la justicia norteamericana refugiados en la isla y la devolución de la base naval estadounidense en Guantánamo, territorio arrendado desde 1903 a Estados Unidos "hasta que lo necesite".
La base naval ha perdido su importancia estratégica debido a cambios geopolíticos y tecnológicos. Tampoco se justifica su uso carcelario, luego del compromiso reiterado del Presidente Obama de cerrar esa prisión conforme al plan de reducción de presos residentes que prontamente llegarán a no más de cincuenta.
El fracaso social y económico resultante de la implantación del marxismo en la isla, la carencia del respaldo material soviético, la declinante ayuda venezolana y las derrotas en su proyecto de exportar la instalación por las armas de sistemas políticos revolucionarios en América Latina, han debilitado seriamente el régimen de los hermanos Castro y solo les queda retener forzadamente su poder. Por ello, la exigencia de libertades, condición primordial para llegar a tener relaciones normales con Estados Unidos, no puede ser aceptada fácilmente. De allí la política del Presidente Obama de avanzar flexibilizando gradualmente el embargo y haciendo desaparecer la amenaza de intervención que sirven como pretexto justificatorio de la dictadura cubana. Como parte de ese esfuerzo se especula la posibilidad de que el mismo Obama viaje a Cuba antes de terminar su mandato.