Mark Neveldine, hasta ahora, había codirigido con Brian Taylor un total de cuatro películas, donde la más lograda es "Crank, veneno en la sangre" (2006) y la peor "Ghost Rider: espíritu de venganza" (2011).
La primera apuntaló la fama de Jason Statham y con la segunda hundió la de Nicolas Cage.
"Exorcismo en el Vaticano" es su primera película en solitario y el mapa de la historia no está exactamente en el clásico de "El exorcista" (1973), pero se aproxima por los personajes del padre Lozano y el cardenal Bruun, cuyos moldes son Karras, el sacerdote joven y dubitativo, y Merrin, que era el viejo y experimentado en la película de hace más de 40 años.
En el reparto y ahora en la trivia, aparece Michael Paré, un galán forzudo de los 80 y 90, que fue dirigido por John Carpenter y Walter Hill, entre otros, y ciertamente no llegó muy alto, pero sí ha llegado muy lejos, porque sigue prolífico y en este caso es el detective Harris, un personaje lateral y secundario.
La poseída se llama Angela (Olivia Taylor Dudley) y la película no tarda demasiado en presentar unos acontecimientos que siguen el molde habitual.
La joven lentamente se convierte en alguien impredecible y enigmático y a su alrededor, como manda el género, caen los accidentes y las muertes, mientras un cuervo negro revolotea por el lugar.
El Vaticano, la ciudadela y sus palacios, surge solemne, poderoso y misterioso.
En sus oficinas más privadas, dos sacerdotes, también enigmáticos y severos, vigilan desde la distancia el extraño y sorprendente caso de Angela.
En las oficinas del vicario Imani (Djimon Hounsou) y el cardenal Matthias Bruun (Peter Andersson) abundan las grabaciones, filmaciones y archivos secretos. Y se preparan para la acción.
La película, como es tradicional en el género, se mueve por líneas paralelas y por una serie de acontecimientos menores que anteceden lo que finalmente se espera: el momento del exorcismo.
El episodio se extiende por una media hora y al menos supera a "La profecía del no nacido" (2009), con un Gary Oldman lamentable como un rabino judío.
En este caso el que lleva el pandero del ritual católico no es el padre Lozano (Michael Peña), sino el cardenal Bruun, interpretado con gran determinación por un actor de origen sueco, Peter Andersson, que siguió la línea de su compatriota Max von Sydow en "El exorcista" y no quiso desteñir.
En sus parlamentos y actitud existe al menos la convicción y seguridad de un exorcista que está dispuesto a emplear hostias y agua bendita, pero también cadenas, cuchillos y violencia.
El personaje de Angela se deja llevar por los trucos, alguna arcada y vómito, un par de efectos especiales bien logrados y así aparece lo que tanto se espera: la voz profunda del demonio de turno.
"The Vatican Tapes". EE.UU., 2015.
Director: Mark Neveldine.
Con: Olivia Taylor Dudley,
Michael Peña, Djimon Hounsou.
91 minutos.
T.E.