Por primera vez en la historia, todos los partidos de Cobresal por el Torneo Nacional serán televisados. No porque sea el campeón, sino simplemente porque ahora todo el campeonato -completo- será emitido por el Canal del Fútbol (CDF).
La norma obligó a "abrir" las programaciones, por un efecto de producción televisiva, por lo que las fechas usualmente se jugarán entre viernes y lunes. A los dos equipos aparentemente más "perjudicados" por la medida, O'Higgins y Unión Española, la situación ni les complica, porque priorizan aparecer siempre en pantalla antes que las incómodas programaciones en día de semana y en horario nocturno que, por lógica, ahuyentan a sus hinchas.
Con el retorno de los 16 equipos a Primera División, la tarea de programar se tornó más simple, pero esta semana de reencuentro con la actividad local quedó prístinamente en evidencia que no es importante cómo se juega o cómo se difunde el retorno de la liga, sino sencillamente "poner en pantalla". Rápidamente, sin importar qué o cómo. En el clásico de La Portada, los "hinchas" rompieron las butacas nuevas. El clásico porteño, en estadio flamante, debió suspenderse "por falta de garantías", que no es otra cosa que desprolijidad en la organización y el retorno de las "barras bravas", que no tienen control ni lo tendrán.
Por petición del Sifup, el torneo partirá en julio, pero tras jugarse la primera fecha habrá... receso de una semana para jugar la Copa Chile, que tendrá marchas forzadas en la fase de grupos. Y tampoco hubo mucho esfuerzo en reforzar planteles porque, de los grandes, ninguno tiene asegurada la Copa Libertadores del próximo año, para la cual solo podrán contratar un número limitado de refuerzos y... no habrá pretemporada. De más está decir que todos comenzaron a jugar, pero aún tienen tiempo para "completar el plantel".
O sea, los vicios de siempre, amparados por los organismos que deberían estar llamados a protestar. Ni siquiera Jorge Sampaoli -tan sensible a otras materias- alzó la voz en su discurso post Copa América para pedir más coherencia en la competencia interna, tan venida a menos.
¿Recuerda que en medio de la Copa se autorizó el retorno del bombo? Pues el saludable debate de la convocatoria a los estadios para la liga local no se producirá, porque está más que claro que a los clubes no les interesa lo que solía llamarse "el borderó", sino el cheque del CDF. Da lo mismo si hay bombo, si los barristas invaden la cancha, si hay bengalas o si la familia retorna, porque no es el tema central ni prioritario para las sociedades anónimas. La gente en las tribunas -sinceremos el debate- los estorba más que los beneficia, les provoca problemas y los obliga a confrontarse con las medidas de disciplina, por lo que, muy cautamente, no hay estudios ni propuestas ni debate para "cambiar cualitativamente el perfil de los asistentes al estadio".
Los disfrazados de Copa América cambiarán por los encapuchados del torneo, y habrá que resignarse, como hace rato lo hicieron las autoridades de Gobierno cuando constataron una cosa: en Quilín el tema no interesa. Basta con no mostrar incidentes o desmanes en la transmisión televisiva, porque si no aparecen en pantalla, para el fútbol no existen.