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Editorial
Sábado 11 de julio de 2015
Marihuana, riesgosa despenalización
"Sin una efectiva estrategia nacional de prevención y educación de consumo de drogas, es muy arriesgado aprobar una ley que facilita el acceso a la marihuana..."
Por una amplia mayoría, la Cámara de Diputados aprobó en general el proyecto de ley que despenaliza el autocultivo y el consumo privado de la marihuana con fines recreativos y medicinales. Aunque el Ejecutivo no apoyó la iniciativa, se espera que asuma un papel más claro en la nueva etapa de discusión legislativa que comienza, toda vez que es inegable la trascedencia del tema como política pública.
El proyecto suscita un amplio debate entre quienes plantean como argumento para su despenalización las bondades medicinales que tendría la hierba, la libertad personal de decidir su consumo, así como el desincentivo para el narcotráfico al abrirse la posibilidad del autocultivo, y -en contraposición- la advertencia de aquellos que ven cómo esta medida puede incentivar su consumo entre los jóvenes debido al aumento de su disponibilidad. El propio director del Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (Senda) -máximo organismo público a cargo de enfrentar este problema social- ha manifestado su preocupación en ese sentido. Y el conjunto de las Sociedades Médicas del país, junto al Colegio Médico y la Academia de Medicina han expresado en una declaración conjunta su profunda precocupación ante el alarmante aumento del consumo de marihuana en Chile.
En efecto, la última encuesta nacional de Senda, dada a conocer esta semana, arroja un preocupante aumento de más de cuatro puntos porcentuales en el consumo de marihuana, el que llega a más del 11 por ciento. Ello equivale a un universo de más de un millón de consumidores, de los cuales cerca de un cuarto es de tipo problemático. De la mayor gravedad resulta el hecho de que la mayor alza se observa entre los adolescentes -de 6 a 13 por ciento en dos años-, quienes declaran tener mayor acceso a la droga y perciben un menor riesgo en su consumo. De hecho, algunos estudios realizados entre escolares dan cuenta de que los jóvenes -en general- tienen mayor conciencia respecto de las consecuencias nocivas del tabaco que de la marihuana, a pesar de que las organizaciones médicas han advertido acerca de los perjuicios que su consumo puede tener en el desarrollo de las funciones cerebrales de los adolescentes, afectando el proceso de aprendizaje. Los datos conocidos corroboran informes internacionales que ubican a Chile en el primer lugar de la región en materia de consumo de marihuana entre estudiantes.
En este contexto, la amplia aprobación parlamentaria de la despenalización del consumo de marihuana es de alto riesgo. Sin una clara y efectiva estrategia nacional de fiscalización, prevención y educación de consumo de drogas y alcohol parece muy inconveniente aprobar esta legislación. Su despenalización puede incentivar su consumo bajo una errada percepción de tener acceso a un producto inocuo e incluso beneficioso. La evidencia internacional indica que su legalización no conlleva necesariamente una disminución del narcotráfico y demuestra -a la vez- la necesidad de contar con una fiscalización muy efectiva para lograr eficacia en su combate. Por otra parte, esta aprobación es muy contradictoria con la promoción de diversas normativas destinadas a desincentivar el consumo de sustancias dañinas para la salud, como aquellas relacionadas con el tabaco, el alcohol y el etiquetado de ciertos alimentos.
En un escenario donde la drogadicción y el alcoholismo son uno de los flagelos que más preocupan por sus consecuencias sociales y su impacto en la juventud, se requiere de políticas preventivas, paliativas y educativas eficientes que vayan acompañadas de señales claras para conseguir revertir los alarmantes niveles de consumo.