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Lunes 06 de julio de 2015
"Siempre me criticaron que estaba muy cerca de Carlo, y ahora entiendo que me estaban avisando que se iba"
El piloto nacional recién fallecido mantenía una relación muy estrecha con su progenitor: solo 200 metros separaban sus casas, se visitaban a menudo y hablaban por teléfono todos los días.
Michelle Bouey B.
El viernes 3 de julio fue la última vez que Giorgio de Gavardo pudo compartir con su hijo, Carlo. "Fuimos a la casa de un amigo a comer. Estaba todo muy rico. Me acuerdo que comimos lasaña y tortellini. Además, nos sirvieron un postre muy rico. Y eso que yo no soy muy bueno para salir", relata.
"Esa noche me llamó como a la 1 de la mañana para avisarme que me iba a dejar el candado del portón del fundo abierto, así yo no me tenía que bajar dos veces del auto; solo una, para cerrarlo. Me acuerdo que durante la comida, él y yo tomamos una bebida, y yo también un vaso de vino. No me gusta tomar fuera de mi casa, porque no quiero caer al paso Los Guindos", dice entre risas, aludiendo al sector en el que chocó Arturo Vidal hace 20 días.
"El día del choque del jugador, yo pasé por ahí, y vi el auto blanco hecho pedazos. El de Arturo no se veía. De hecho, Carlo falleció ahí mismo. En el Hospital San Luis de Buin. Exactamente en el mismo lugar en que estuvo Vidal", comenta.
El "Cóndor de Huelquén" era muy cercano a su padre. Es más, a sus 45 años seguía viviendo prácticamente con él. Solo los separaban 200 metros, en casas independientes pero dentro de la misma parcela, lo que les permitía verse permanentemente. Además, se llamaban siempre, sin excepción. "Hablábamos todos los días por teléfono, y si no me contestaba, siempre, pero siempre me devolvía el llamado. A pesar de su edad, yo lo retaba igual por sus locuras. Él siempre me decía 'papá, al único que reta es a mí', y yo le respondía 'porque soy al único que aguantái po, pelotudo', pero siempre en buena", dice entre risas.
"Lo que más voy a echar de menos de él es tenerlo entre nosotros. Siempre me criticaron porque estaba muy cerca de Carlo, y ahora entiendo que era porque me estaban avisando que se iba. Es una tontera mía, pero ahí dije 'pucha, por eso estuve tanto con él'. En estos momentos, solo me queda agarrarme de Dios. Él me está empujando. Me salen lágrimas a cada rato, porque no lo voy a ver más", agrega.
Despidiendo a un grande
Ayer, en el Parque del Recuerdo, fue velado Carlo de Gavardo. El lugar estaba repleto y abundaban las chaquetas de cuero, los cascos, y en un par de ocasiones se pudo escuchar el rugido del motor de unas cuantas motos que llegaban a despedir al pionero chileno del Dakar. Cristóbal Arenas, Luis Núñez, Jeremías Israel y Eugenio Carvallo fueron algunos de los rostros del mundo tuerca que se vieron en el lugar.
"Lo que más puedo rescatar de mi hijo es su humildad. Lo que más me gustó de Carlo, y que no lo destacan mucho, es cuando se ganó el premio al fair play, que se lo entregó el Comité Olímpico Internacional. Ese se lo dieron después de ayudar al piloto mongol Shagdarsuren Erdenebileg, que sufrió un grave accidente. Si todos ayudáramos al prójimo, viviríamos en un mundo mucho mejor", enfatiza el progenitor de "Carloco".