Por envergadura, funcionamiento, rendimiento en alza, individualidades -encarnadas en el mejor del mundo, Lionel Messi- y el peso de la historia, una victoria de Chile sobre Argentina sería el mayor hito de nuestro fútbol. Por eso, ganar la Copa América esta tarde en el Estadio Nacional asoma como una proeza. El primer título a nivel de selecciones dispondría de un sabor extra. Porque imponerse al mejor siempre provoca una satisfacción superlativa.
Al duelo decisivo llegan los dos que propusieron y arriesgaron. Nadie estuvo a su altura en estas casi cuatro semanas. El equipo de Jorge Sampaoli posee un funcionamiento arraigado en poco más de un año y medio de trabajo. El 2-0 sobre España en la Copa del Mundo de 2014 es el momento de máxima gloria, aunque la derrota 1-0 con Alemania en Stuttgart -casi como una paradoja- nos entregó la versión más brillante de este ciclo.
Si Chile repitiera ambas actuaciones estaría en condiciones de dar el golpe. Una tarea compleja, porque al frente estará un cuadro temible. El primer tiempo de Argentina con Colombia fue superlativo, por ahora inigualable en este campeonato. Esos 45 minutos son de manual, con un ataque que por largos pasajes resultó un asedio. Solo la inolvidable actuación de David Ospina sostuvo un 0-0 que se extendió hasta los penales. En Concepción, sin reiterar lo de Sausalito, el conjunto de Gerardo Martino goleó 6-1 a Paraguay. Velocidad en la salida y precisión en el pase al vacío fueron dos argumentos que llevaron a los trasandinos a castigar sin misericordia al portero Justo Villar, quien esa noche con seguridad festejó el peor cumpleaños de sus 38 años de vida...
El partido asoma cuesta arriba. Discutido por largo tiempo, Gonzalo Jara se convirtió en una pieza difícil de reemplazar. Todo indica que Francisco Silva ocupará su posición, quien respondió de manera correcta en Brasil, pero que en esta instancia llega con escasa competencia.
El "Gato" puede cumplir, y el libreto aprendido por sus compañeros, ser un aliado. Sin embargo, el problema central radica en los dos puntales de la Roja. Arturo Vidal, luego de su accidente, no repitió las actuaciones de la primera vuelta. El equipo lo extraña. Alexis Sánchez está lejos del futbolista desequilibrante que hace daño cuando arranca y encara. La respuesta a su baja debemos encontrarla en sus 66 partidos en la temporada, graficada en su declaración posterior al triunfo frente a Uruguay, cuando dijo no sentir las piernas.
Si ambos recuperan frescura, tendremos una buena noticia. Quizás no alcance para la hazaña, pero sí permitirá complicar a los albicelestes. Nadie atacó a Argentina como con seguridad lo hará Chile, pero también es cierto que ningún adversario presionó a los dirigidos de Sampaoli como lo harán los del "Tata" (su Argentina se parece cada vez más a su Newells 2013).
En el fútbol ficción anterior al pitazo del árbitro Wilmar Roldán aparece un factor clave: el trabajo de Lucas Biglia y Javier Mascherano. Ahogan, empujan, cortan y descargan con criterio en el inicio de la maniobra ofensiva. Los sufrieron Colombia y Paraguay. Neutralizarlos y superarlos es fundamental. Si ellos mandan, el partido ya tiene dueño.
Veremos qué dice el fútbol.