Y aquí estamos otra vez, esperando por una final de Copa América. No son tantas y por eso las atesoramos.
Se dice que es la primera vez que tenemos la oportunidad en casa, lo que tornaría obligatorio ganarla por la actual selección. No es así.
La primera vez que pudimos ganarla en Ñuñoa fue en 1945. Los campeonatos por la copa se jugaban entonces sólo por equipos sudamericanos (ese año llegaron seis, con el debut de Colombia) y en una ronda única de todos contra todos.
Era muy importante para Chile, que en 1941 había entrado al "fútbol de marcación" y en 1942 tuvo un resultado desastroso en el sudamericano de Montevideo, comprobar sus avances o retrocesos tácticos. El comienzo fue estremecedor para los aproximadamente 60 mil espectadores: 6-3 a Ecuador, que aún estaba lejos de lo que llegaría a ser en los siguientes 20 años. Luego cayó Bolivia (5-0). Los hombres de Francisco Platko, que había estrenado la WM con el Colo Colo del 41, despertaban la ilusión, confirmándola luego ante la joven Colombia (2-0).
También era alentador el empate con Argentina (1-1), con gol de Desiderio Medina y atajadas de Sergio Livingstone.
Y el triunfo sobre Uruguay (1-0, con nuevo gol de Desiderio Medina, goleador chileno) nos dejaba a las puertas del título, con 9 puntos e invictos. En el último partido del torneo, Chile debía ganar a Brasil para igualar el puntaje de Argentina.
Pero resulta ser una jornada extraña. El equipo chileno no sale a la cancha, retrasándose en exceso. Y luego no hace un partido a la altura de los antecedentes. Gol de Heleno y Chile tercero. Después se sabría que el plantel se negaba a entrar a la cancha sin garantías de cobrar los excesivos premios ofrecidos por los dirigentes, encandilados por los resultados iniciales. La escandalera, entonces, no es nueva. En casa ni afuera.
La segunda vez fue en 1955, tan recordada por la tragedia desatada por el público que apretó contra las rejas del Nacional, produciéndose la muerte de seis personas. Todos, empezando por los 20 mil que se agolparon en el estadio a horas de que se abrieran las puertas, querían ser testigos de la primera vez en que Chile se coronaría campeón de América.
El último partido nos enfrentaba a Argentina. Antes, como el 45, la selección chilena había empezado goleando: 7-1 a Ecuador. Y siguió: 5-4 a Perú. Empate a 2 con Uruguay para seguir con un solvente 5-0 a Paraguay. Obviamente todos querían ser testigos de algo histórico esa tarde del 30 de marzo. Nada menos que ganarle por primera vez a Argentina y además ser campeones. Dos primeras veces. Como mucho.
Pero en el minuto 15 del segundo tiempo, aprovechando un rebote, Michelli abre y cierra el marcador. Chile es segundo.
En ambos casos, el último partido. En ambos casos, técnicos de larga trayectoria y de fuerte personalidad, Francisco Platko y Luis Tirado. Estaba todo.
¿Podremos el sábado, también en casa y en el mismo estadio, ahora más pequeño? Veamos.