Señor Director:
Apoyo la carta publicada ayer en "El Mercurio", del arquitecto Gonzalo Mardones, bajo el título
"Desde el Cielo", en la que plantea un Chile que "languidece".
Quisiera agregar algo de suma importancia que complementa dicha carta. Tanto Mardones como el suscrito hemos destacado e insistido, recibiendo siempre comentarios que se acercan a lo cuantitativo y no a lo cualitativo, de un fenómeno menospreciado y tratado como un acto especulativo: se trata de la ciudad.
Este objeto "culto y cultivado", no ha sido preocupación de la autoridad, quien no ha tomado en cuenta que el lenguaje y la construcción de la urbe sean los actos más sublimes de la comunidad, porque concitan el acuerdo tácito y parsimonioso de la sociedad toda. Insisto, me cuesta encontrar una posición cualitativa de este escenario, donde se concita la "concordia" del pueblo, como lo definió Aristóteles.
No más números, cifras, estadísticas, planes teóricos irrealizables. Recuperemos nuestras ciudades así como se planteó desde Hipodamos de Mileto a los conquistadores españoles. Un lugar público a la escala de los ciudadanos. Definamos la ciudad que queremos, reconstruyamos el diálogo de Platón y el genio de Aristóteles.
Cristián BozaArquitecto