El título de esta película hace alusión a una pintura de Gustav Klimt, hecha por comisión para una familia judía de Austria y luego, durante la Segunda Guerra Mundial, robada por los nazis. Con esa idea parte esta película basada en hechos reales con Helen Mirren, actriz inglesa que cumplirá 70 años y cuya figura y nombre es sinónimo del mejor cine inglés. Ganadora del Oscar por "La reina" en 2006, Mirren es Maria Altmann, una anciana de origen austríaco en Los Angeles, California, que desea de regreso lo que fue robado y viaja a Austria para recuperarlo. El cronograma que sigue se ajusta a las leyes de los productos basados en hechos reales y su casi siempre perenne batalla legal, que se traduce en la lucha entre esta solitaria mujer y el Estado austríaco, que se niega a retornar la pintura. Quizás sin esa hoja de ruta, esta película habría sido mejor, sin el lastre de un género y normas insuficientes para traducir lo que proyecta Mirren en pantalla; es decir, el factor humano que significa proteger su identidad, sus orígenes y esencia, pese a todos los obstáculos. Con un funcional Ryan Reynolds como el abogado que asesora a la señora Altmanm, este drama pinta y estructura un cuadro práctico y pedagógico sobre una historia aun más compleja y rica, cuyos matices alcanza a salvar la gran Mirren.
"Woman in gold". EE.UU./Reino Unido, 2015. 109 minutos. T.E.