¿Habrá algo que no se supiera de lo que dice la justicia de Estados Unidos sobre tantos dirigentes del fútbol sudamericano? Lo que dice, al acusarlos y disponer su arresto en un hotel suizo, es que forman una "organización mafiosa" que comete "fraude masivo y blanqueo de dinero", entre otras conductas.
Claro que se sabía. Y se sabía mucho más, aunque fuera en la forma de sospechas fundadas, muy fundadas. Pero había que vencer muchas vallas para llegar a la justicia. Había que superar, entre otros, el ominoso silencio de la prensa mayoritariamente temerosa o interesada. Había que superar la lentitud pusilánime o inepta de los que pueden o deben investigar. Había que romper el cerco de diversos intereses levantado por los corruptos para silenciar a los medios dedicados a informar de sus espectáculos deportivos.
La fiscal norteamericana sostiene que durante más de 20 años los acusados cometieron los delitos. Si el poder de la justicia puede demorar tanto en armar un caso, es de imaginar lo que puede hacer un particular. Nada, salvo denunciar, casi siempre entre líneas, que algo está podrido en alguna organización "deportiva". Sin pruebas, no se puede más. Y ni con pruebas, pues los aparatos judiciales también tienen trabas técnicas para enjuiciar a bandas experimentadas, poderosas y dedicadas a un tema muy especializado. Y el denunciante puede terminar enjuiciado por injurias. (De hecho, los fiscales han basado su acusación en delatores compensados).
En Chile se viene pidiendo hace rato que los dirigentes de todo nivel hagan una declaración de patrimonio antes de asumir sus cargos. Sin ningún éxito, sin ninguna explicación. ¿Por qué? La explicación queda entregada a la imaginación de cada cual. Y las personas, como se sabe, ¡se imaginan cada cosa!
Obviamente, en la lista de perseguidos por la justicia estadounidense figuran varios ejecutivos de márketing deportivo. Esta área es una de las más usadas para estafar y para presionar. Uno siempre puede esperar que un conocido de este sector aparezca en fotos clamorosas y luego entre rejas.
El tema de las organizaciones que manejan las transmisiones televisivas de los torneos internacionales es también amplio, profundo y nebuloso. Tengo el recuerdo cercano y directo de gerentes de televisión local preparándose para negociar con algún "malandra" de este sector. Aquí casi todos tienen "un hacha que afilar".
Muchos creyeron que Nicolás Leoz se había salvado de nuevas consecuencias al no estar en la Conmebol. Error. Era en la organización donde se podía ocultar, como muchos otros. Ahora quedó expuesto.
En fin, a todos -casi todos, en rigor- nos alegra que la justicia llegue al fútbol. Aunque me parece que la policía cantonal dejó sin revisar algunas dependencias del hotel suizo... En todo caso, más tarde fueron allanadas las oficinas de la Concacaf. Y luego quedaron mencionados todos los presidentes integrantes de la Conmebol, aunque el nuestro ha dicho que tiene recibos de los dineros limpiamente recibidos y recurrirá a sus abogados. ¡¿Qué se han imaginado?!