Señor Director:

Resulta valioso el tenor del anuncio de la Presidenta Bachelet sobre el financiamiento estudiantil en educación superior. Se cambió el discurso recogido de los grupos de presión estudiantil, de gratuidad total incluso a los más ricos, por uno en el que el pago se da a los alumnos del 60% más vulnerable. Más importante, por primera vez se consideró al sector Técnico-Profesional sin discriminarlo como sector, es decir, con un financiamiento equivalente, aunque no igual, pues los aranceles son ahí sustancialmente menores.

Pero el anuncio debe aterrizarse. He señalado públicamente que se requiere pasar por un filtro de calidad, y que el criterio CRUCh para universidades, y lucro para institutos profesionales (IP) y centros de formación técnica (CFT) no es el que debiera usarse.

El debate que siguió al anuncio permite prever que esa discriminación se atenuará o, en mis palabras, se aterrizará. El Gobierno y la discusión parlamentaria llevarán a reasignar recursos de modo de evitar algo que es discriminatorio en contra de alumnos que asisten a instituciones de reconocida calidad.

Sin embargo, la tensión entre recursos disponibles y equidad debe ser manejada con cautela. El mayor riesgo es tener una amplia base de beneficiarios sin cambiar el umbral de vulnerabilidad y sin reasignar sustanciales mayores recursos. Ello es posible de hacer, pero la consecuencia será subfinanciar a todas las instituciones y eso es adverso para el sistema.

Sustancialmente mejor es combinar un aumento de recursos con una baja del umbral de vulnerabilidad con la que se comienza a beneficiar a los estudiantes. Ello permitiría mantener la calidad, pero enfrenta al Gobierno con otro de los fantasmas que inmovilizan el accionar virtuoso que se espera de la política pública, cual es la notoriedad del anuncio. Es que un umbral menor para las universidades las deja incluso por debajo de lo que es la situación actual de beneficios de becas y créditos.

Un sistema de becas general hasta un determinado umbral de vulnerabilidad, complementado con un crédito con pago contingente al ingreso hasta el arancel de referencia, que en la práctica significa un arancel diferenciado según ingreso futuro del alumno (no según vulnerabilidad presente), resuelve los problemas de acceso y financiamiento, no requiere cambiar los umbrales para que todas las instituciones acreditadas accedan y es económicamente sustentable.

Independientemente del aterrizaje de los anuncios, la bandera de la no discriminación hacia el mundo técnico-profesional ya quedó clavada. Lo que queda es ahora el mayor desafío respecto de enfrentar la mayor demanda, que requiere desarrollar sistemas de selección que no le hagan perder la inclusión social que ya existe en él.

Ricardo Paredes
Rector Duoc UC