En los colegios, en los trabajos, en la vida social, ser expresivo es un valor.
Si un niño no es amigo de muchos otros niños entonces la profesora llama a los padres preocupada de que el niño no hace suficientes amigos. Yo le contestaría. "¿Qué tal si les enseñan a los niños a estar solos?". Porque la constante de la vida es la soledad. Y los que la aguantan son los más sanos, los más fuertes, los más capaces (y es obvio que no me refiero al autismo o al miedo de algunos niños).
Para observar bien, hay que estar en silencio. Los introvertidos ven del mundo cosas que los extravertidos se pierden. Por lo tanto, en las selecciones de personal se dice que para ser gerente hay que relacionarse muy bien, y relacionarse bien es conversar y opinar adecuadamente y con frecuencia. Yo estoy en desacuerdo. Los introvertidos, que lo son por naturaleza y no por trauma, son personas maravillosas para dirigir y para ser amigos y para ser padres y madres.
La moda de relacionarse full time es además medio pasada de moda porque los medios tecnológicos hacen cada vez más frecuente la relación sin presencia y con escasas palabras. Los introvertidos/as generalmente son serios lo que los hace confiables como líderes, generalmente aprenden cuando leen y están mas al día de sus deberes. Son buenos académicos y buenos amigos, discretos y escuchadores, observadores y profundos.
En el caso de las mujeres tenemos un problema. Se supone que somos extravertidas porque somos habladoras. No es lo mismo. Las mujeres hablamos más porque necesitamos expresar para hacer las cosas reales. No por extrovertidas. Las mujeres, como los hombres, pueden ser introvertidas porque es una manera de procesar la información en el cerebro y comunicarla. Y muchas mujeres hablan para no parecer lejanas y pesadas... Un deber social que no les permite ser introvertidas más que en privado.
Propongo que pongamos de moda la introversión. Sería un descanso para muchos que se expresan porque es un bien social y seria un espacio nuevo para que las mujeres evaluáramos cuánto queremos hablar, sin la presión social de ser encantadoras y entretenidas.