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Cartas
Lunes 25 de mayo de 2015
Una odiosa inequidad
Señor Director:
Razonable frustración vivirán jóvenes de familias vulnerables tras el anuncio de la Presidenta Bachelet de que no serán elegibles para la anunciada gratuidad en 2016. Si pertenecen a una familia con un ingreso por persona de algo más de $140 mil, o si son más pobres, pero estudian en un colegio municipal donde el promedio de la PSU no supera los 475 puntos, o si pertenecen al ranking del 10% mejor de su liceo y están o piensan ingresar a un Instituto Profesional (IP) o a un Centro de Formación Técnica (CFT) de una institución de excelencia que no es sin fines de lucro, la mala nueva es que tendrán que seguir pagando o endeudándose.
Así, el anuncio de gratuidad total solo para los estudiantes de las universidades del CRUCh y para los CFT o IP acreditados o constituidos como fundaciones sin fines de lucro es, a todas luces, una odiosa inequidad.
De seguro que la plata no alcanza para ir más lejos, como ha dicho el ministro Eyzaguirre, pero hay mejores maneras de gastarla si de veras se tiene una especial predilección por los más pobres. La propuesta peca de improvisación para atacar el problema de acceso a la educación superior por capacidad de pago o por falta de entrenamiento para ser seleccionado vía PSU. Los mayores bolsones de pobreza no están en las universidades del CRUCh, sino que en las privadas, y son miles los jóvenes que serán segregados por estudiar en un IP o CFT acreditado, pero no constituido como fundación.
El Gobierno pasó más de un año hablando de una reforma escolar para una mayor inclusión, y en la primera oportunidad para focalizar la ayuda en los más necesitados y movilizar la poderosa palanca de movilidad social que es la educación superior, cierra los ojos y asigna sin un criterio de pobreza. Al parecer, sigue siendo presa de un culto que no lo suelta, el no-lucro, y prefiere no comprarse problemas y dejar tranquilos a los que tienen más voz.
Lo cierto es que todavía en Chile hay categorías de pobres, y algunos pobres tendrán que seguir esperando.
Carlos Williamson B.
Profesor Universidad Católica de Chile
Investigador Clapes UC