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Editorial
Lunes 25 de mayo de 2015
Estado de las relaciones vecinales
A la luz de los acontecimientos recientes, el panorama vecinal parecería esquivo: prevalece una normalización diplomática solo aparente con Perú; se mantiene el ritmo de la relación con Argentina, y subsiste la agresiva campaña comunicacional boliviana...
La solo aparente normalización de las relaciones con Perú
Cuando parecía que el acatamiento de la sentencia sobre delimitación marítima de la Corte de La Haya iniciaría una nueva etapa en las relaciones con Perú, la protesta peruana por presuntos actos de espionaje de Chile dio lugar a un prolongado período de enfriamiento en los lazos diplomáticos. Con el retiro del embajador peruano en Santiago y las declaraciones rupturistas de dirigentes políticos peruanos, incluyendo el Presidente Humala, el incidente derivó en un retroceso para la diplomacia y en la paralización del trámite de la ley sobre ejercicio de libertades de comunicación internacional por la cual, sosteniendo no estar en condiciones de ratificar la Convención del Mar, el gobierno peruano cumpliría con el mandato de La Haya de asegurar la libertad para las comunicaciones y navegación por la zona marítima recientemente adquirida por el fallo de La Haya.
De acuerdo a fuentes peruanas, las satisfacciones dadas por Chile en una Nota Diplomática no divulgada incluirían el compromiso de abstenerse de futuras operaciones de inteligencia chilenas en Perú, lo que podría implicar inaceptable interferencia foránea en los cambios de personal e institucionalidad de la inteligencia nacional. Con la nota se dio término al episodio, permitiendo el retorno de los embajadores a sus respectivas sedes. Posteriormente no se han dado señales de reactivación de la reuniones binacionales a nivel castrense ni ministerial. Perú ha intervenido en el proceso en La Haya manifestando su reclamo por un mapa presentado por Chile en que menciona el Hito Nº 1 como inicio de la frontera, anunciándose además una publicitada reunión conjunta de los gabinetes ministeriales de Perú y Bolivia.
La situación interna peruana, en que el Presidente Humala ha llegado al nivel más bajo de su popularidad, perdido el control del Congreso más el comienzo de la campaña presidencial y la preocupación surgida de un sondeo, en la que el 70% de los encuestados declara que Perú puede estar en vías de convertirse en un narco Estado, no dan muchas esperanzas de que sea posible en el mediano plazo reanudar el buen clima de colaboración que se podía prever luego del fallo, relaciones en las que los chilenos creen firmemente.
La agresiva campaña comunicacional boliviana
Mientras se espera, quizás para septiembre, un pronunciamiento de la Corte Internacional de Justicia acerca de la excepción preliminar de incompetencia presentada por Chile en la demanda boliviana, subsiste la campaña publicitaria de Bolivia, que pretende influir en la Corte y en el exterior mediante el desprestigio de la democracia, el Estado de Derecho y la vigencia de los derechos humanos chilenos y también con la denuncia de entorpecimientos al libre tránsito comercial por territorio nacional a que tiene derecho Bolivia. Son escasas y dispersas las reacciones nacionales a estas falsas denuncias que, además, resultan irrisorias por su procedencia. Tampoco se advierte debidamente a la comunidad internacional de los frecuentes descubrimientos en nuestro territorio de cargamentos de cocaína procedentes de Bolivia, que necesariamente han debido contar con complicidades oficiales, como antes se ha comprobado, para atravesar la frontera e ingresar a Chile.
Las declaraciones del vicepresidente boliviano y de dirigentes del MAS gobernante respecto de la necesidad de asegurar la reelección indefinida del Presidente Morales, en su tercer mandato, son también dignas de difundir, pues la idea de la reelección presidencial indefinida es poco aceptable para cualquier sistema democrático, y en este caso una de las razones invocadas para justificarla es la necesidad de la permanencia del "Jefe Máximo" para lograr la reivindicación territorial.
Ritmo de las relaciones con Argentina
La reciente realización en Santiago de una de las anuales reuniones de gabinetes ministeriales, gobernadores provinciales e intendentes de Chile y Argentina muestra la consolidación de los lazos bilaterales afincados desde hace mucho tiempo. Sin embargo, aparte de los sostenidos progresos en las obras para mejorar la integración física, la declaración final al concluir el encuentro no contiene ningún acuerdo estratégico, es más bien reiteración de las anteriores, que por largo tiempo han coincidido en proclamar nuestra solidaridad con la reclamación argentina sobre las Islas Malvinas y acuerdos respecto de la construcción de túneles de comunicación en que el pragmatismo de nuestras autoridades económicas y de obras públicas debe moderar el voluntarismo de sus contrapartes trasandinas. Otro publicitado logro del encuentro es un convenio de doble tributación que debe sumarse a otros similares suscritos con más de veinticinco países.
Es preciso considerar que en un año en que Argentina experimenta un largo proceso de elecciones primarias y de autoridades provinciales y locales, para terminar en una elección que obligatoriamente significará el fin del largo régimen de los Kirchner, todo el interés de quienes ocupan posiciones políticas estará concentrado en el resultado de esos comicios. Del desenlace de esas elecciones dependerá en gran medida el futuro de nuestra relación y la suerte de Argentina.