Ya todos saben en Bolivia que el objetivo político de Evo Morales es ir por un nuevo mandato en 2020, y que este, ojalá, sea para siempre. Él mismo lo anunció: "Si nos unimos de verdad, compañeros, compañeras, nuestro proceso puede ser como en China. Gobernar para toda la vida, pero sirviendo al pueblo boliviano".
Que la Constitución de 2009 permita solo una reelección no parece obstáculo para el anhelo de Evo; ya logró una interpretación de la Carta que le permitió volver a ser candidato el año pasado. Y ahora sería aclamado: "El pueblo lo pide". Por eso en el MAS, el movimiento oficialista, comenzaron a hacer llamados para que se quede. Los primeros fueron el líder cochabambino Leonardo Loza, quien pidió "trabajar unidos" por otro mandato "del hermano Evo", y el sindicalista campesino Rodolfo Machaca, que planteó "constitucionalizar la reelección de Evo".
El gobierno prepara así el aterrizaje mediático para una nueva reforma constitucional que permita a Evo seguir en el poder. El hombre clave de este proyecto es Héctor Arce, el procurador general, muy cercano a Evo, y uno de los artífices de la Constitución, "quien hace y deshace las leyes", como me dijo un amigo boliviano. Quienes estuvimos en La Haya, durante los alegatos por la demanda marítima de Bolivia, comprobamos que era el pilar político de la delegación paceña, como representante de Evo, coordinador del equipo y vocero de hecho, desplazando a Carlos Mesa, quien debió cederle el micrófono en más de una ocasión.
Hace unos días, Arce dio la pauta de que ya inició el trabajo legal para hacer los cambios necesarios. Dijo que es partidario de que el "pueblo boliviano tenga la palabra" y que si este ratificó con su voto la permanencia de Evo el año pasado, tiene derecho a confirmar su continuidad (indefinida) en el gobierno. En una entrevista con la revista Cosas de Bolivia, en abril, fue más explícito: "El último día de mandato de Evo sería el 22 de enero de 2020, siempre y cuando no se reforme la Constitución que, en última instancia, es la expresión de la voluntad soberana del pueblo". No hace falta decir mucho más.
Y en esta estrategia de "gobernar para toda la vida" el tema marítimo es crucial, es el aglutinador de Bolivia, es la bandera del interés nacional encarnada en Evo. Y lo dijo muy claro el vicepresidente, Álvaro García Lineras -el hombre clave para trazar la línea ideológica, "puntal del gobierno", como lo definió Arce-: "Vamos a tener mar", para lo cual uno de los requisitos que estableció es "que nuestro Presidente Evo siempre nos acompañe, siempre nos conduzca, siempre nos lleve por una buena ruta", porque la demanda, según García, ha podido avanzar en La Haya gracias "al liderazgo y la visión de estadista del Presidente Morales".
En este contexto, se comprende la destemplada reacción, incluso del moderado Mesa, a las palabras de Heraldo Muñoz sobre la evasiva respuesta boliviana al juez Owada, porque cayeron como balde de agua fría sobre el triunfalismo con que el gobierno presenta todo lo que ocurre en la Corte de La Haya.